Pulgarzito se ha hecho mayor, aunque mantiene su espíritu rebelde y vacilón. El cantautor madrileño, que anoche pasó por el Milwaukee portuense y hoy lo hará por la sala W de Cádiz, trae su amplio bagaje vital y musical a cuestas, reflejado en variopinto repertorio, para los aficionados a la música sin etiquetas. El blues de Pulgarzito suena a pasillos de metro, calles mojadas, medias lunas, vidas paralelas y guiños del destino. El artista habla cinco idiomas, factura historias redondas, recuerda al Sabina de sus inicios, cuando tocaba "Qué demasiao", sintomática película de macarras con ansias de aparecer en televisión, que se ha cumplido con creces al cabo de los años aunque hoy los macarras adoptan hechuras contrapuestas,, y representa, en cierto modo, al juglar verdadero que ha sobrevivido a modas, movidas, rollazos mediáticos, operaciones fracaso, chunda-chundas, snobismos variados, y crisis encadenadas. El Pulgarzito parece el ave, pues ha vivido en Sevilla, Madrid y Cádiz, unas veces a velocidad elevada y otras casi en punto muerto. Pasó por momentos oscuros, lideró plataformas inexistentes, rodeó su propia silueta con historias del futuro por venir, se adaptó a los tiempos y luego se rebeló por sistema del sistema dolby sistem y alrededores. Y emprendió otros viajes como Pulgarzito, quizá también como Gulliver.
Pulgarzito editó su primer disco en el año 80; fue descubierto en la calle cuando contaba con quince años de nada, en el metro, en las esquinas de la efervescente Madrid, y se bandeó con Sabina y Antonio Flores, ocupó cierto espacio en los medios, se dejó escuchar y a renglón seguido se dedicó a componer para los demás, como otros tantos artistas de postín, y a montar y desmontar grupos imprevisibles sin ínfulas ni ambiciones desmedidas: Los Punkis Asociados, Tapones Visente, Yuyu, hasta integrarse en bandas, en calidad de músico de sesión y acompañante de lujo, tan dispares como La Dama se Esconde o Duncan Dhu. Ha tocado con los más grandes (Tino Di Gerlado, Arturo Soriano ...) y con los más pequeños. De algo hay que comer. Nunca desnudó su alma al mundo desconocido, ni comulgó con disparates ajenos, ni puso su mano en el fuego por alguien llamado nadie. Pulgarzito y sus circunstancias. El mundo nunca fue un cuento de hadas. La mentirijilla creció y creció hasta ocuparlo todo. Pulgarzito sigue dejando migas en el camino, ajeno a casi todo, para mayor gloria de los hermanos Grimm y de Bob Dylan. Las aventuras de Pulgarzito, en directo. Con nuevo disco y la dignidad a prueba de telediarios. "De ésta me sacan en televisión", concluía la célebre pieza, la historia de Jaro, que los años conceden por mérito propio a Pulgarzito, Sabina y el poeta gaditano José Ramón Ripoll. Macarra de ceñido pantalón, pandillero tatuado y suburbial, hijo de la derrota y el dolor. Hoy roban otros a punta de mentira.
Mayo 10, Cultura, Diario de Cádiz
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2 comentarios:
Quizá no lo sepas, querido Enrique, pero compartí con Pulgarzito una velada inolvidable en Barcelona después de presentar allí Jacques Brel,una canción desesperada.
A ver si hablamos de mis últimos libros que el Diario de Cádiz en su suplemento dedicado a la Feria me ningunea. En fin, nadie es profeta en su tierra...
Un abrazo, maestro.
un abrazo, Luis, nos vemos prontito, a ver si mañana nos dejan ir a Cádiz, entre una cosa y otra ... no te aflijas, que en el Diario te quieren mucho, salud !!
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