La ciudad que no sonríe sólo se preocupa por cosas serias: el "fúrbo", el capillismo ilustrado y el Carnaval eterno. También se miran mucho los edificios pachuchos y los proyectos imposibles, así como la línea del cielo. La gente anda penitente en el año de los grandes cabreos. A un paso del Parri-cidio, no sólo vale correr detrás de la pelota y de la quimera multicolor. La gente pide huevos, "menos millones y más cohone", y don Antonio piensa montar una huevería en los bajos de Carranza. Bajos instintos en Carranza, el mundo al revés, violencia policial irracional contra los hinchas irreductibles, que no pillaban un disgusto de tales dimensiones en el último lustro. Cinco años hace que el Submarino emergió del Pozo, ni que hubiera pasado un siglo. Más de quince años atrás nació el Submarino gadita tras una noche memorable, taquicárdica promoción versus el Málaga, el próximo rival a tumba abierta, gol de José González, estrategia de Ramón Blanco, nuestro señor de los milagros, penalti salvador de Juan José, el último servicio del mítico Sandokán a la causa amarilla.
"Fernando, el portero malaguista, intentó ponerme nervioso, así que hablé con el árbitro y me eché hacia atrás", recuerda Juan José, que caminó despacio, mientras el silencio recorría la espina dorsal del estadio, el mundo se paró durante un kilométrico instante y Juan José la clavó por toda la escuadra. "Menos mal que metí el penalti, porque no me renovaron; si lo fallo me cuelgan", bromea el gran lateral, que tenía 34 años. "Cosas del fútbol. Hugo Vaca y Ramón Blanco, que ejercían de secretario técnico y entrenador, tomaron la decisión de dejarme fuera, pero siguen siendo buenos amigos míos".
Años antes, cuando Juan José triunfaba en el Real Madrid y en la selección, fue Amancio quien le marginó durante un tiempo. "No decía ni mi nombre, me llamaba de usted, me apartó sin justificación, las manías del fútbol" señala el bravo jugador, que cita a Parri como uno de los extraños casos del año. El año en que el Cádiz jugó con fuego.
Cuando el Cádiz se situó a cuatro puntos del ascenso, o quizá antes, a don Antonio se le ocurrió la genial idea de montar un despacho de "sobraos", jamás hubo tantos "sobraos" en Cádiz, por la gloria del funesto presidente que empezaba en "balda" y terminaba en "ano", a quien don Antonio hizo weno en unos meses, lo vendió todo, hasta el alma, siempre nos quedará Raúl López, catorce millones de "leuros" tendrán la culpa, el público, muy mal acostumbrao, ha saltado más vale tarde que nunca y Lucas Lobos siente nostalgia de futuro. Si hubieran fichado a Lobos antes, el Cádiz estaría en Primera; y si no lo hubieran soltado en esta rocambolesca temporada, no estaría la gente penitente haciendo números azorá perdía, piensa pa sus adentros un cadista de toda la vida, de los que pasaron de Primera a Segunda B en un periquete, y vicerveza fresquita. Visite Tembleque, descubre Tembleque, alucinarás, reza la publicidad turística de la bella localidad toledana. Desde la batalla de las Navas de Tolosa (1212), nada igual se recuerda, a Cádiz le mola el DoceDoce, y a los guardias, las banderitas andaluzas con estrellas coloradas. Ahora, en plena era del surrealismo amarillo, los brigadas aplauden y la poli pega, en Tribuna miran con lupa a los hinchas buenos, haber saltado antes, oiga. A este paso (de horquilla) no habrá problema para reubicar a los tribuneros y doña Tecla se comerá con papas el stadium de la liga de champiñones. La solución, no obstante, pasa por el pájaro jaula, el monumento a Casa Crespo, homenaje al ascenso del 78. Hay que regalarle una réplica del pájaro-jaula a Del Nido, pa que se deje meter mano el filial sevillista, a Del Nido le gustan los pájaros-jaula. Y a la Policía, la caña, de ahí que el Libi proponga la creación de una patrulla policial pa recoger la chatarra y así dar de comer al pájaro-jaula, que tiene un saque tremendo. Ya lo advirtió: cuidado, que el pájaro puede hacer nido. El genial carnavalero también apunta, con su habitual retranca, que el Cádiz tiene menos puntos que el Chiquilicuatre ese, y no vea lo que duele.
Otra vez fuera de bromas, Juan José considera injusto cargar contra los técnicos, demasiado han tenido Calderón y Procopio con comerse el marrón y acabar quemados de tal trance. "Si el equipo no ha funcionado con ningún técnico será por otra cosa".
Don Antonio ya ha pillado las entradas para asistir a la obra de Paganini que "echan" en el festival Manuel de Falla, pero alguien le tiene preparada una bromita pesada, la copla que cantaron en el Falla "Los que van como Cádiz", chirigota cangrejera que viene al pelo. La letra resume la temporada de aquella manera, ni que la hubiera escrito la vidente de Trille. "Antoñito Muñoz era un empresario que vino a Cádiz/ pa levantarlo, pa defraudarlo y pa salvarlo". De forma altruista, claro, y al final por poco vende hasta el tarro de réflex del masajista. "Si lo dejamos vende todo el hachís del frente cadista". Pero Antoñito se fue, dejando en el cargo a quien rimaba con las dos manos, que trajo a Del Bosque y García Remón de una tiraíta, "y si no se trajo a Guti fue por su fama de mariquita". Se trajo a Dani del Betis y a Parri del Albacete, y por mitad del camino "va y nos la mete, va y nos la mete". Como comentario de texto, vale pal fin de curso.
El queso manchego, el azafrán y el caldillo de papas son productos típicos de Tembleque, que también muere por los Carnavales, la Semana Santa y la pelota redonda. Quien mal empieza, acaba chungo del tó. Hasta cierto punto, claro. Ocho victorias en la primera vuelta, sólo cuatro en la segunda, y ahora los demagogos atribuyen las culpas a los jugadores, a los hinchas y a los técnicos buenos, bonitos y baratos. Ahorrando disgustos, que es gerundio.
Observen con atención las estadísticas acerca de las liguillas de ascenso a Segunda, ahora que queda claro que el Cádiz no es de Primera. Ocho veces lo ha intentado el Baracaldo, siete la Gramanet, seis la Cultural Leonesa, cuatro el Granada, y no hubo manera. El verdadero Submarino Amarillo, con perdón para los recalcitrantes, lo intentó en el 92, no hace tanto, y mira tú la que ha liado. Aquella liguilla la disputó contra Gerona, Salamanca y Balompédica Linense.
La noche del 20 de junio de 1991, con el recordado Juan Gómez "Juanito" en la grada, sin cámaras de televisión y en un indescriptible ambiente de tensión y porfías, el Málaga cayó en desgracia, en vías de extinción, y el Cádiz apuró la leyenda. El domingo, en Málaga, con las tornas cambiadas, se juega otra promoción.
Juan José sueña con la victoria en La Rosaleda. "¿Y si volvemos a dejar al Málaga sin la Primera?"
Mayo 08, Submarino Amarillo (Diario de Cádiz)
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