miércoles, 7 de mayo de 2008
Pichichis gaditanos
Dos pichichis gaditanos y ninguno juega en el Cádiz. Lo nunca visto. Güiza y Yordi, jerezano y xerecista, respectivamente, lideran las tablas de goleadores en Primera y Segunda. Y el Submarino, erre que erre, jugando con fuego, la maldición del nueve al cuadrado. Como dijo el Yuyu, a este paso van a pasar los resúmenes de los goles del Cádiz en Canal Historia. El gol, para el Cádiz, es un misterio de la antigüedad. Cosas del National Geographic y de la antropología del tanto aunque sea tonto. "Ya no quedan nueves. Ni en Cádiz ni en ninguna parte. Con la desaparición de los extremos, se ha perdido el ariete", apunta el máximo goleador de la historia del club amarillo, Paco Baena. Sólo él y Salvador Mejías alcanzaron el título de Pichichi con el Cádiz. Temporadas 73-74, con 23 dianas, y temporada 84-85, con 17 goles. Nunca más. Sueña Carranza con un goleador de los de antes mientras los gaditanos la van metiendo por ahí. Porca miseria. Maldonado, Barral, Pablo Sánchez ... muchos goles en la recámara, pocas oportunidades. Brindis al gol. Cádiz no sólo exporta palabras castizas, como pisha y killo; también exporta pichichis ... de Jerez. El gol se está perdiendo y es una pena. El goleador, como la raza cadista que viajó a Jerez en el verano del 05 en el tren de la Lista de Schindler, en vías de extinción. Como el lince ibérico. Cero a cero patatero ¿Será también culpa de Zapatero?
¿Dónde estabas tú en mayo del 68? Paco Baena estaba en el Balón de Cádiz, iniciando su particular revolución del gol por toda la escuadra. El año que bajó el Cádiz a Tercera, el legendario delantero centro gaditano alternaba el segundo equipo de la cantera, que este año retorna a la Primera Andaluza cuarenta años después, con el Cádiz de sus amores. No figura en las estadísticas, no obstante, hasta el rotundo ascenso a Segunda. "Hice diez doce goles, me parece recordar, pero el número de goles que marqué con el Cádiz no queda claro, creo que logré entre 110 y 115 goles". Palabra de goleador. Se dice pronto, centenario Baena, que tomó el testigo de otro sabueso del gol, Machicha, 17 y 19 goles contemplaron sus últimas temporadas en Cádiz. Al siglo siguiente, nadie recuerda cotas similares de puntería, más bien se acuerda de las castas de la maldición del nueve. Víctimas del mal fario no han faltado en las últimas décadas: desde el larguirucho Gallis, que en realidad jugaba de defensa central del equipo rival, hasta el megacrack Acuña, pasando por Arica Hurtado, Cabrera, Loreto, Puente, Quino, Mortadelo, Medina o los actuales Casas y Natalio. Se admiten cargas de profundidad. Hoy, la afición espera a Borja Rubiato Martínez, 1,82 de estatura, 77 kilos, nacido en el 84, 17 goles en el Atlético B en lo que va de competición. "Ya veremos", señala con cierto escepticismo Baena, cadista y rojiblanco hasta la médula, no en vano jugó en la ribera del Manzanares junto a Pereira y Leivinha. "La Segunda B de Madrid no es tan fuerte como la nuestra. Es extraño que con 24 años no haya debutado en el primer equipo o no figure entre los futbolistas que pueden servir de moneda de cambio. Además, no sé qué haremos el año que viene con tantos delanteros". Baena piensa en primera persona de cantera. Baena ha sido seis veces máximo goleador del Cádiz. Su mejor gol, ante el Madrid de Stielike. Un testarazo que aún resuena por Preferencia, y que Miguel Ángel ni siquiera sintió. La primera derrota del Madrid en Carranza. Baena guarda una fotocopia de la foto que apareció en el Diario, obra de Juman, pero suspira por la imagen original de su célebre gol. Los aficionados veteranos lucen ese gol grabado en el corazón.
Entre el peruano Mosquera, "mete un gol y vamos a Primera" y los milagrosos Tilico y Dertycia media un abismo histórico. El año 63, el Balón estuvo a punto de subir, y el Cádiz también. Fue el primer intento del asalto a Primera, con Riera como técnico. Pero tuvo que pasar mucho tiempo para que las mieles del triunfo fuesen saboreadas precisamente por Baena, el exquisito Quino, los extremos Villalba y Mané y un mediocampo de categoría. "Ibáñez por la izquierda, Eloy en el centro y Carvallo por la derecha". Y por todo el campo. Baena sabía que le iban a llegar balones en condiciones desde todos los rincones del campo. Y remataba. "Hoy sólo juega Enrique por la banda", lamenta.
Un tipo que anote quince goles al año es lo que necesita el Cádiz, la comidilla de cada lunes al mediodía. Y un portero con más vista, sentencian los derrotistas, Contreras, que no te enteras. Y Armando, haciendo paradones en San Mamés, yo creo que es algo. Puertas ajenas, puertas propias. Puerta al gafe. Vaya añito. La próxima ocasión convendría no pecar de ingenuos. Ya lo dijo el sportinguista Barral: "Al gaditano no se le valora". Cuarenta goles anotó Pablo Sánchez en el Cádiz B, por citar un ejemplo.
Otros sufrieron la suerte esquiva en sus carnes abiertas, como el pujante Puente, que se partió la rodilla hace una década, con Ramón Blanco como sufrido morador del banquillo cadista.
El Balón (de Cádiz) es de todos. Antes se escenificaban auténticos dramas en el teatro del Balón de Cádiz. Aguardan emociones fuertes. Viene la Real Sociedad, el segundo equipo que visitó Carranza en Primera División, y uno de los últimos que jugó en Cádiz en la última temporada allende los cielos celestes. Poco después, reconvirtieron a la prisa corriendo a entrenador a un ariete de los de antes, el asturiano Oli, y pasó lo que pasó.
Desde que la mujer de hierro soterró la vía férrea, Loreto no ve puerta y el tren del gol pasa por bajini. Así no hay manera.
Mayo 08, Submarino Amarillo (Diario de Cádiz)
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