La foto de Fito Carreto, perteneciente a la serie "Paseantes", retrata un momento concreto, o quizá varios a la vez, en tierra de nadie. Ceuta, el moro cristiano, ayer y hoy, tradición y pamplineo, la religión del pueblo invisible, los colores de nunca jamás, su tabaco, gracias. Ficción y surrealismo, miradas en movimiento y la moda del quieto parao, personas y muñecos, mentira y verdad a medias. Justo lo que encuentra la gente de cualquier parte aquí y ahora. En el europeo norte de África preocupa más una polémica sobre cocinitas, una bronca en torno a platos decorados o bocatas de chorizo, que un informe devastador sobre la situación socioeconómica de los indígenas conformistas. Las desigualdades a cara descubierta pugnan versus la superficialidad e hipocresía reinantes. Ayer, por ejemplo, y saltando de tema en tema, el chiquilicuatre era un engañabobos, y hoy, al comprobar que le dio coba a catorce millones de españolitos, es un dios del share, por mi mare, y del rating, por tutatis, y la gente se cree que la gente es tonta. Por no hablar de los kamikaces políticos y los columpios asesinos de la cultura impopular. La foto de Fito, en realidad, no necesitaba palabras.
lunes, 26 de mayo de 2008
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