miércoles, 16 de diciembre de 2009

Mil vueltas a la plaza

"¡Premio para hoy!" Once motivos para jugar la partida del tiempo en la vieja Cádiz. Del mercado medieval al blanco moderno. Edad media, setenta y tantos. Lus engañosa, a riesgo de un constipado. Berbiquís de última hora. Reviven los bares de alrededor. Fotos antiguas al aire libre. Tres kilos de naranjas, dos euros. Más gente que en la calle Ancha (y sin toros). "Muchas vueltas, pero sin comprar", apunta un tendero detrás de la mosca. Ponga la oreja en un corrillo, mangue sensaciones, mola la novelería en el primer día rehabilitado de la próxima vida de Cádiz, que está chocheando pero no es tonta. Tres kilos de papas de Sanlúcar, 2,40. Pasean las señoras sus perritos yorkshire, farfullan algunas pegas, admiran el entorno del "nuevo" mercado, "más amplio, muy bonito, otra Plaza más" para Cádiz, la superabuela que acude con su nieto asomando el futuro incierto a través del coche.capota. "Ya estoy yo mareá", dice pa sus adentros otra veterana del Vietnam mientras coge el camino, hoy estrena añoranzas, y alguna que otra mancha en el traje. Y trae fotos a todo color, fotos del autobombo municipal, esos pedazo de carteles, con el Ayuntamiento claro que sí, Sarkozy, y el relevo generacional del olvido en escabeche. "Qué bonito está tó, chiquillo", contesta una mujer a la rubia de la tele sin mediar pregunta, linda manera de pedir una entrevista en exclusiva. Al garete el mercado de James Bond, en Cádiz hay que morir varias veces, buscando fallos que es gerundio, carnavaleros de postín entre la marabunta (Alcántara, Noly) y un solecito traicionero. "Con el frío que hacía en este mercado", apunta Mario, que viene elegante, para no ser menos, y recuerda las fatiguitas del anterior mercado. Mucha gente mayor. Poca gente joven. Bullicio desde primeras horas de la mañana hasta la una y media, la hora de la cervecita. Pedazo de atún de almadraba, 19,98 el kilo. Volver con la frente marchita, la vista cansada y la confianza mutua. Los clientes de toda la vida conocen todos los entresijos del mercado, sea éste viejo o nuevo, y aplican la sabiduría popular. "Te veo muy bien, Sebastián", tercian en el corazón del mercado. "Cuánto tiempo sin vernos". El mercado, punto de encuentro, nunca mejor dicho. Tertulias en los pasillos, cotilleos en los bancos de madera, esquinazos en la zona del pescado, amores irreconciliables de frente, rencores y recovas a punto de caramelo, "mire qués tomates tengo, señora", qué alegría de verano, "los puestos están muy bien puestos", redunda otra visitante mientras Macarty sonríe en una foto del puesto 105 de Ana Mari.
"No hace ni frío", murmura un caballero con pinta de teófilo que lo ve todo bien, hasta las nubes que barruntan agua. "¿Y cuando llueva qué?", pregunta un derrotista refiriéndose al primer anillo del mercado. "Aquí la gente viene a comprar, no a pasearse", contestan. Cuarto y mitad de razón para cada uno, hay gente pa tó. Y olores de todos los colores, y tertulias al fresquito, y laberintos de pasión, y abrigos de visón pa fardar, "y tú aquí no has venido nunca, mentiroso", interpela un industrial del pescado a un conocid que llega en plan falso. Tequiyá. De los puestos, impolutos de por sí, aún no cuelgan estampitas religiosas, fotos de futbolistas o retratos en paños menores. "Poquito a poco". Menudo lema. "Ay, quién maneja mi barca", canta una mujer a su marido, no se sabe si con segundas. "Tota, que embarcamos en Venecia ...", relata una discreta gaditana muy viajada a su amiga del alma, que aguanta estoica el rollazo. Y una madre ilustra a su querido hijo: "Los muertos no hablan". Y ríen ambos a la vera de las manzanas, a un euro las manzanas brillantes. La gente va a su bola.
Más higiénico, más digno, más de todo. Como el Cortinglé pero sin escaleras hacia el cielo, ni puentes de segunda mano en la misma puerta, ni camisas pa "descambiar". "Qué guapos están todos con sus uniformes", vocifera alguien. Er de Coní no se calla: "El que es guapo, es guapo siempre". Juan y Lola invitan a sus clientes a una copita, puesto 12 más 1, y otra mujer confiesa que "al verlo todo más ordenadito entran más ganas de comprar". "Ojalá", musita un derrotista, pasa Pepito el Caja, una pareja de enamorados propone que planten arbolitos, o plantas, o algo verde, por Dios, y que instalen aparcamientos para bicicletas. Un perro gimotea atado a una bicicleta, el Pecci frutero canta sus excelencias a los cuatro vientos y Antonio Ligero se estrena en el número 53 de carnes y recovas enganchando a los clientes con su flamante máquina de envasado al vacío. Una señora se lleva de todo, por si el pasado fuera futuro, y además, un regalito. El día hecho. "Muchas vueltas y pocas compras, pero el cambio ha sido para bien", comenta otro tendero, la gente camina a paso lento, hay gente que anda patrás, cigalas de coral, poetas de alta mar, gente que valora más lo antiguo que lo moderno, que encuentra más personalidad en la parte rehabilitada que en los vestigios metálicos del porvenir. "Ya no nos rozamos", ilustra un vendedor, que destaca el espacio, el tiempo y las hechuras del mercado. De pronto, la antigüedad, el lado oscuro, los frutos secos, el león de Correos secuestrado, a ver si rehabilitan también al Melli, afuera reina un poco el mercado negro y caminito de Belén (Esteban) se tropieza uno con el único gaditano que no tirita ni a tiros, por supuesto en camiseta: Juan Sin Frío. Mil vueltas, el futuro le da mil vueltas a la melancolía.

Diciembre 09, Diario de Cádiz
La foto es de Joaquín Pino

2 comentarios:

Charo Barrios dijo...

Buenos días Alcina: yo ya tengo mi pescado y gambas para Navidad. El mercado ha quedado genial. Y los comerciantes están contentísimos. Cádiz ya tiene mercado, pero Huelva sigue sin poder inaugurar el suyo por defectos en la obra, y Sevilla, con el de la Encarnación, lo abrirá en enero totalmente en precario. En Cádiz no todo sale mal.

Enrique Alcina Echeverría dijo...

buenas noches ya, Charo ... imagino tu navidad gastronómica, debe ser gloriosa, con las cosas ricas que citas en tu blog, jeje. El mercado quedó de categoría y la gente iba estrenando, y como dices, muy contenta, en los puestos y en el público. En Cádiz muchas cosas salen bien. claro, y otras muchas no salen. Será por buscar el equilibrio. (?) Pero el mercado es una buena obra de rehabilitación y dará mucha vida a la Plaza. Pa disfrutarlo. Saludos !!