miércoles, 9 de julio de 2008

Injustos por pecadores

Hay que ver la preocupación que ha entrado de pronto en Cádiz por la legalidad vigente. ¿Dónde va Vicente? Donde impera la legalidad vigente. Y ríase la gente. Lo dicho: Cádiz está llena de gente legal, mañana irán a protestar tó concentrados. De paso, los miles de gaditanos defensores de la normativa exigirán que se cumpla a rajatabla la ley del silencio, chitón, se rueda la película sin fin sobre las vicisitudes que sufrió el Submarino el año en que vivió del cuento y murió peligrosamente. Acción y reacción. ¿Qué ha hecho la afición para merecer esto? Una cosa es merecerlo y otra bien distinta recibir su merecido. De pronto, el tiempo frena en seco, Cádiz se convierte en una ciudad sumergida entre Segunda A y Segunda B, quieto parado, quieto y parado. Nos retrotraemos al verano de 2005, que tuvo premio, y a sus consecuencias inmediatas. Late fuerte Espárrago en el corazón del cadismo. Tres años después, como si fuera pasado mañana, a vueltas con don Víctor, intentan reescribir la historia. La historia está repleta de cobardes.
Por una vez, el Cádiz lleva la razón, ¿o será que nos están dando la razón como a los locos? Equiricuá. Por la calle van los cadistas recalcitrantes cargados de razón y de bolsas del Champion. En los bares, mentideros, foros y cuchitriles sólo se habla de complicadas resoluciones jurídicas, artículos intrincados, y eso que decían que la justicia era un cachondeo. La gente se sabe de carrerilla hasta las circulares de la Real Federación Española del Mamoneo, pero olvida emitir facturas, pagar la contribución, bajas la basura, contratar dignamente a los chavales, declarar sin hacer fullería, y echar fuera un penalti injusto en el último minuto, no sin antes quedar con el portero a tomar unos vasos. Este partido hay que ganarlo por lo civil o lo criminal, insiste el personal, como si el partido durase hasta la eternidad. Hasta la muerte anunciada.
Un tupido velo a los arbitrajes descarados, los chanchullos poco disimulados, los juveniles esclavos, sospechas y certezas, el ascenso canario, el empate a nada para salvar el cuello, los maletines repletos de pesetas de las antiguas, los goles en propia meta negociados a puerta cerrada, la vida amañada. Lo importante, sin que sirva de precedente, es cumplir la ley del embudo. La otra noche, en el Submarino televisivo, alguien preguntó a Muñoz hijo, que si se apellidase Romero sería Romerijo, de dónde vino el macutazo, quién proporcionó el chivatazo sobre la alineación indebida de Kiko, el hijo de la Pantoja. No supo, no quiso, no respondió. ¿Vino del cielo? Lo cierto es que la misma noche del trágico descenso amarillo alguien apuntaba la posibilidad de alineación indebida en la web de este Diario. Ahí quedó. Pura casualidad. Qué mequetrefes aquellos que barruntan la idea de un acuerdo previo entre las partes, hombre, por favor. Pero ahora nadie sabe por dónde vinieron los tiros. Y tampoco valoran la opción de que el comité de disciplina, fíjate tú el nombre del organismo perteneciente al ingobernable fútbol español, tome cartas en el asunto, o al menos tome correos electrónicos, pues las cartas cayeron en desuso, e investigue a los jugadores, directivos, técnicos, informadores, funambulistas y guacarnacos que "se dejaron de ir" durante toda la temporada. Eso no conviene saberlo. Gente tan resolutiva sólo puede arbitrar resoluciones disolventes, sólidas y con más resolución que la foto del culo de un mandril. Mejor cambiar el verbo arbitrar por otro verbo más legal.
Mientras tanto, los niños, a lo suyo, entonando por plazas, patios y playas los mejores goles de España, ¡goooool de España!, ¡viva España Jerez, viva Luis Aragonés! Y que vivan Férez, el del Fenherbace, y Lorenzo Buenaventura, ya del Barsa, a quienes echaremos de menos. Medio Cádiz se marcha del Cádiz, goteo constante de cenas de despedida, al tiempo que Muñoz apela. Muñoz a-pela, cumpliendo escrupulosamente la legalidad vigente. Lo importante es a-pela.
Que se pare el mundo, que el Submarino se baja aquí. Apocalipsis cutre en la Liga de Fúrbo Pofechioná, descalabro económico y social de clubes punteros, compraventa de partidos, si Cádiz se hizo tirabuzones con los misiles que arrojaban los franchutes, a nadie extrañaría que el Cádiz parase el tiempo de improviso y se suspendieran en el tiempo los campeonatos mundiales de petanca. A trancas y barrancas. Yo creo que es algo.
En la Era Pejiguera, el Cádiz necesita "hombres con hambre", Pejiguera dixit. Contratar a un secretario técnico pa que diga que hay que fichar en María Arteaga, la vida te da sorpresas, el tal Pejiguero parece un tipo serio y formal, se le entiende todo, colocó al Recre en lugares insospechados. Ojalá le funcione esta vez la intuición a Cádiz, pues también se miró con buenos ojos a Baldasano, con todos sus técnicos, y luego a Muñoz, con su carpichito andaluz, y mira adónde han llevado al Submarino, locati perdío entonando la inolvidable pieza, "quién maneja mi barca". Lo dicho: hombres con hambre y muchos abogados, una patulea de letrados una jartá de preparados para recurrir a la que salte, que aquí lo mismo se rellena un recurso de apelación con todas sus cláusulas que se recita de memoria el reglamento más recóndito. La ley está para cumplirla, aro, aro, de ahí que haya tanta gente en la playita actuand de oficio.
Los periodistas jalan cada uno por su lado, Espárrago sí, Espárrago no. La memoria colectiva señala a aquellos que buscaron la ruína al uruguayo, por "viejo" y "cabezota", desde los directivos que no asumieron su petición de fichajes para permanecer en Primera (he ahí la cuestión) hasta los locutores metidos a mesías que machacaron al técnico sin cesar. Un pasito palante, un pasito patrás. Mucha mafia. Aquí lo que hay es una "aberración jurídica" del carajo.
En la tierra del chapú, la economía submarina, la lotería clandestina, los papeles de conejos de campo, la picaresca y el vámonos que nos vamos, llegó la fiebre de la legalidad, tol mundo se apunta a Legalitas para mantener la categoría. Nadie asume la realidad, por muy injusta o consecuente que sea, y al final llegará el final y a comenzar de cero. Al Submarino le espera otro añito de alto riesgo, con un montón de derbys contra el fanatismo, sangre entre hermanos, politiqueo barato y mucho tarambana viviendo de los bajos instintos ajenos. Mañana, manifestación en busca del tiempo perdido.

Julio 08, Submarino Amarillo (Diario de Cádiz)

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