Observen el bordillo, puro hormigón, material de primera; bueno, de segunda, que está la cosa mu malita. Aceras hasta el límite de la ciudad, bordillos de quita y pon, carril bici pa tol mundo, aunque vaya en moto. Obras de urgente reparación de la conciencia del concejal de turno, palabras a fondo perdido, gente insolvente mayormente indecente, contratos al por mayor de sus hermanos o primos, comisiones legales, ayer inauguramos una pista de aterrizaje pa los mosquitos y quedó de categoría, toma las facturas, quieres iva?
Rotondas de mierda, gafas ahumadas, barcos con ruedas, vamos al tiro, esta es la solución de la crisis, mañana dios (o firmes y carreteras, o drogados y destrucciones) dirá, que deje el recao en el feisbú que nos vamos al cine, a ver la última de rompetechos, el destroyer histérico de la inmolación inmobiliaria. Echa más mezcla, pisha. Las peonás del año, jornaleros del asfalto otrora propietarios en el país de los nuevos ricos de plastilina, nos creíamos reyes del mambo, más bien del mango, y ahora qué, bordillos, aceras, rotondas de mierda.
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