Esta noche, prepárense para conocer a dos personajes sin par: Nick Garrie, que hace cuarenta años alucinó al mundo con sus pesadillas psicodélicas, estrambóticas y sobre todo esdrújulas, diríase que inventor del pop barroco, y el aragonés Bigott, personaje impropio de este tiempo que huye de la notoriedad, persigue el fracaso sin éxito y firma discos realmente bonitos y extraños, el último titulado, en inglés, "este es el comienzo de una maravillosa amistad". Canta en inglés para no entenderse a sí mismo, borda el folk rock y de él se puede esperar cualquier cosa. En la primera edición del festival Monkey Week estuvo enorme, pintó varios cuadros naif con su peculiar estilo y transportó al personal a otro tiempo y otro lugar.
El miércoles, nuevo encuentro con el gran Chuck Prophet, el californiano que se dio a conocer en los Green On Red y que tuvo bastante responsabilidad en el renacimiento del rock americano y el destierro de las cajas de ritmo y las producciones ampulosas, el retorno a la sencillez, por así decirlo. Prophet comienza en Cádiz una gira por ocho ciudades españolas para presentar sus nuevas canciones. Dicen que se encuentra en plena forma. Nadie discute su talento, heredado de artistas tan dispares como Dylan, Petty, Reed o los propios Stones. Chuck sabe mucho de historia del rock, no en vano su padre participó en la película Blackboard Jungle, Semilla de Maldad, que provocó la primera oleada de rocanroleros contagiados de la energía que desprendía la canción que abría la cinta, el rock alrededor del reloj de Bill Halley y sus cometas. El nacimiento del rocanrol blanco, pues el rocanrol negro nació mucho antes, quizá de la mano de Robert Johnson, acaso del genio de Chuck Berry. Prophet tendrá el miércoles un telonero de postín, Roger Quigley, otro que tal baila, músico prolífico capaz de todo.
Abril 10, Cultura, Diario de Cádiz
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