miércoles, 14 de abril de 2010

Tres días sin siesta

Comerciantes y guías turísticos aplauden la inciativa de la apertura total con la llegada masiva de cruceristas y critican el victimismo latente
"Frente al victimismo, convendría ponerse las pilas, trabajar más y no quejarse tanto". Perfecta moraleja de cara a los días señaladitos que auguran la llegada en tropel de miles de turistas de cruceros al casco histórico gaditano. La asociación de guías turísticos, de la mano de su portavoz Dori Núñez, aplaude la iniciativa de abrir los comercios durante toda la jornada, entre el 27 y el 29 de abril, elogia a quienes se adaptan a las circunstancias y critica al sector derrotista e inmovilista del mundillo fenicio, que "no quiere asimilar que el visitante no para a la una y media de la tarde". Un asunto de lógica, de cajón, que encuentra aristas de carácter laboral o de falta de voluntad. "Hay que buscar fórmulas. En Cádiz necesitamos todavía ese empuje, una ciudad turística no se hace en un año. Los guías turísticos no tenemos horas; si nos tenemos que quedar sin comer, lo hacemos, y ya estamos acostumbrados a trabajar a destajo cuando los demás se divierten y vienen de vacaciones. Y con la que está cayendo ..."
"Cuando vino el Queen Elisabeth no vendimos ni un zapato", llora un industrial del ramo. Normal. Si estás cerrado, no vendes. Camarón que se lleva la corriente. Renunciando a la siesta, que es gerundio. Cuatro horas de parón por tres días de crucerismo brutal, doce horas agregadas. "Este esfuerzo no se puede realizar todos los días, pero no me digas que no se pueden cubrir los huecos y enfrentarse al reto. La imagen que da Cádiz con sus comercios cerrados a la hora punta de los cruceristas es penosa", sostiene la guía turística, que lleva dos décadas pateándose las calles y ajustándose al signo de los tiempos. "Llevamos años intentando convencer al ecónomo de la Catedral para que no cierre al mediodía y por fin lo hemos conseguido. Padre, hay que cambiar el chip". Y lo hizo. Otros aún caminan a paso lento y no perdonan el "cabezazo" colectivo, que en verano se prolonga de dos a seis en muchos casos. Y algunos negocios familiares la mar de respetables caen en las garras de las franquicias, que atienden precisamente las necesidades del turista, y del indígena, cuando el comercio tradicional hace mutis por el foro. "Habría que doblar la plantilla", justifica un comerciante. "Quizá se resuelva simplemente con que el dueño eche más horas", tercia un empleado de una zapatería. Por lo bajini, claro. Pero en líneas generales, en los comercios consultados se ven con buenos ojos la medida. Al fin.
Siesta, mango, trucco o tratto. La portavoz de los guías turísticos alaba la mentalidad empresarial de Belén González Dorao, pionera en su Torre Tavira a la hora de abrir cuando más despunta el sol, cámara oscura que aporta claridad al sector. Y cita otros ejemplos a seguir como la librería Quorum, tiendas de recuerdos como la Suiza y unos pocos más. Al otro lado, el vacío existencial, los dominguitos por la mañana sin un sitio donde tomarse un café, y los turistas a su aire, desnortados en busca del viento perdido. Algunos comerciantes y la propia Dori Núñez coinciden en que el turista de cruceros también ha cambiado, ya no representa la panacea, compra o no compra, posee un nivel adquisitivo alto o aprovecha las ofertas. "Hay de todo. Encuentras a gente que paga 150 euros por una botella de vino o a los típicos turistas que compran un imán o cuatro postales. Las tripulaciones, en cambio, suelen gastar mucho más dinero en zapatos o ropa".
Nada que ver entre los barcos de lujo o los cruceros de medio pelo, los ingleses y alemanes tostados por el cambio de moneda o el estadounidense consumista. "Una mañana, una americana con Mercedes y chófer privado nos pidió que la guiásemos al centro. Fue del puerto a San Antonio y retornó al barco con dos mil euros en caramelos (¡) Son casos aislados, por supuesto, pero demuestra que se vende si se abre. Los turistas han pagado ya en el barco numerosos servicios, como los aperitivos y las comidas. ¿Qué haría un gaditano en ese caso?", cuestiona al aire Núñez. Y sentencia: "Los turistas no vienen a resolvernos la vida, como creen algunos", los derrotistas que califican al crucerista medio de gasoil porque corre mucho y gasta poco, la típica gracia de Cádiz. Se admiten definiciones para el gaditano medio cuando viaja al quinto pino.
De San Juan de Dios a la Catedral, de la Pelota a la Plaza de las Flores, pasando por San Francisco, Ancha y Columela, duelo al sol en el epicentro del turismo. San Juan de Dios necesita una manita de dignidad, lamentable estado de revista en la puerta del mar, la carta de presentación de la ciudad. Sin embargo, otros han evolucionado en condiciones, frente a ciertos hosteleros anclados en el pasado, y ven con buenos ojos estas iniciativas. Nuria, de Charanga, calle Compañía, considera "perfecta la idea de motivar las ventas para que Cádiz despierte". "Lo suyo sería que no nos quedemos en tres días sueltos, para que aumenten las plantillas". Y confirma que los cruceros alivian las cuentas del comercio de la zona. "Se nota muchísimo el ambiente y a veces se triplican las ventas. Hay que tomarse estos días como si fueran la campaña de Navidad. De siete años para acá, el turismo de cruceros nos está dando mucha vida".
Así de sencillo. "Cádiz no necesita inventar cosas nuevas, ni debates sobre puestos de información, se trata de abrir. Cádiz es una ciudad cómoda y atractiva en muchos aspectos, con muchos atractivos, pero no podemos competir con Sevilla o Jerez, sino trabajar juntos, complementarnos", dice Dori. Al garete los tópicos. Muchos turistas van a Sevilla y Jerez, pero también pasen por Cádiz. No conviene generalizar. Los turistas más mayores se quedan en Cádiz y huyen del viaje de cuatro horas en bus. Pero se topan, en ocasiones, con la ciudad desierta, la ciudad dormida.
Quebrando esquemas, otro ejemplo de superación y renovación luce el nombre de Eutimio, tienda tradicional por antonomasia, cuyo empleado sintetiza así la cuestión: "Claro que abriremos. Mi jefe ha dicho que abriremos los tres días a tope. Hay que aprovechar, esos días se produce un movimiento espectacular y se vende, unos días se vende cuatro, otros días seis, y hay que estar al pie del cañón". Eutimio, lo que son las cosas, abrirá el día uno de mayo una tienda virtual en internet, la ciudad que nunca cierra.

Abril 10, Cádiz, Diario de Cádiz

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