jueves, 28 de enero de 2010

Josele Santiago en Cádiz, la revancha de la sencillez

Haciendo amigos. Josele Santiago y sus Menudencias escenifican esta noche en el Aulario La Bomba la particular "revancha de la sencillez" del ex líder de Los Enemigos, adalid del rock urbano transformado en cantautor eléctrico de voz rota, poesía simple, un punto de chulería y enorme talento a la hora de captar palabras e ideas al vuelo y garabatearlas en una canción accidental. El músico madrileño, aunque de origen cordobés, viene de largo, nadie sabe cómo ha llegado hasta aquí, pero practica el sano deporte de la ironía y la frase corta. "Crooner castizo", personaje de leyenda romántica de Malasaña, mediados de los ochenta, cuando el rock primitivo volvió a las calles para acallar tanto paripé estilístico. Puro hedonismo al margen de tribus humanas e ignorancias tecnológicas. Desde que Los Enemigos irrumpieron en la escena musical ganando el concurso Villa de Madrid hasta el "loco encontrao" que se asoma, crudo y sincero, en el último álbum de Santiago, acumula admiradores. "A ver si aparecen", suspira Josele vía telefónica, antes de partir hacia el Sur.
Hasta aquí ha llegado Josele Santiago. "Uno hace lo que siente. Los demás no sé. Hago canciones y si interesan, mejor, pensé. Y resulta que sí, parece que sí. Uno va peleando con el tiempo. De manera natural. Formamos Los Enemigos. Lo pasamos bien. Catapúmchimpúm. Hasta que la cosa terminó y aquí estoy. El motor de mi vida siempre fueron las canciones". Dinamiteras o surrealistas, tragicómicas o coloristas. "De jovencillo uno se toma todo a la tremenda, así que entendíamos el sentido más o menos trágico de la vida. Hoy las cosas han cambiado. Antes sufríamos mucha incontinencia musical, y entre tanto caos se perdía la esencia de las canciones", afirma con respecto a la postrera etapa de Los Enemigos. "Como cantante viví épocas frustrantes porque el grupo sonaba excesivamente barroco, no dábamos respiro a las canciones. Madre mía, qué follón, todo el mundo tocando y haciendo virguerías. Así que me propuse dar un giro a mi carrera, para que las canciones respirasen y se entendiesen las letras, Los Enemigos terminamos abusando de la obsesión por el adornito".
Al principio, rememora Santiago, el mítico grupo madrileño, que creció junto a Desperados o La Frontera en plena resurrección del rock sin etiquetas, ligeramente escorado al sonido americano en muchos casos, "iba directo al grano". Además, de verdad. Pero con los años los músicos libraban "peleas constantes de egos, una borrachera de detallitos. Me gusta ir al grano. Entre dos frases, la más corta es la mejor". Y si luce graciosa y pinturera mejor. El cancionero en solitario de Santiago ofrece ejemplos relevantes, piezas como "Ñam ñam", "De repente nada", "Mierda de mago", "Baila el viento", "Las cosas fingen" o "Santo de nadie" reflejan el talento del autor y sus influencias musicales y literarias: rock, blues, jazz, tango, Góngora, Pío Baroja ... Golondrinas, garabatos, feliz big bang.
Sintetiza Josele su filosofía vital y artística: "Dilo y déjate de hostias" Y continúa su relato: "Agua pasada. Ahora llevo siete años con lo mío". Catorce discos con Los Enemigos, tres obras maestras bajo su exclusiva personalidad. Se largó de Madrid, harto de la decadencia del Foro, y vivió durante unos años en el campo, en Galicia. Hoy reside en Barcelona. "Bajo de vez en cuando a Madrid, claro, a ver a la mamá, a los colegas. Pero Madrid cambió demasiado, ya no hay ni tascas, ni tabernas". Josele, gran experto en pegar la oreja en los bares y reinventar el lenguaje popular con inusual destreza y arrojo, conoce el estilo de vida gaditano, sabe que aquí la gente vive y bebe en la calle, como hace décadas sucedía en los Madriles. Y sorprende con una revelación andaluza: "Tengo familia en El Puerto de Santa María, mucha familia por parte de padre y madre. Son cordobeses pero se asentaron hace años en El Puerto".
Josele sale a la carretera de tres maneras diferentes, tres formatos a elegir: en solitario, a dúo con Pablo Novoa o con éste y la banda al completo. Novoa, ya saben, el rubito de Golpes Bajos, músico de amplia reputación y versatilidad.
El artista atípico no encuentra respuestas a los interrogantes en torno a su peculiar estilo, la música, los libros, la vida, han forjado a un cantante incapaz de moverse sin humor. "El sentido del humor es esencial. Viví una etapa interna muy trágica. Ya no. La ironía es fundamental en las canciones, en la vida, en todo. Ya sé que en Cádiz hay maestros de la ironía, conozco los Carnavales, vine un par de veces a tocar con Los Enemigos, en la prehistoria", bromea el rockero de 44 años que, curiosamente, se quedó sordo del oído derecho por mor de la música amplificada. Mucha caña. Los hay más sordos, el guitarrista de los Who, Pete Townsend, sin ir más lejos, está como una tapia. Josele emplea el fino oído izquierdo, lo mismo que usa libretas para anotar ideas. "Pensando no se lega a ná".
Que parezca fácil. Josele huye de etiquetas, escribe canciones como si pintase cuadros, a trazos de inspiración callejera o introspectiva, y sigue en el camino. "En junio nos pondremos a grabar el cuarto disco, ya tengo todas las canciones, siempre estoy haciendo canciones". Desde que el chavalito de barrio que descubrió el rocanrol decidió emprender la senda del rocanrol. "Primero dijeron que hacíamos rock de garaje, siempre escapamos de los corsés y de los movimientos culturales". A su aire. "Si perteneces a un sector exclusivo te cierras los caminos. Dura lo que dura un clan".

Enero 10, Cultura, Diario de Cádiz
La ilustración es de Miguel Guillén

2 comentarios:

justicia dijo...

pasen por aca:
justiciaporloschicosdecromanon.blogspot.com

Enrique Alcina Echeverría dijo...

po vale