viernes, 29 de enero de 2010

Sinceramente de nadie

El detector de mentiras descubre entre la maleza carnavalesca a un tío que dice la verdad y canta las cuarenta. ¿Dónde está la verdad? En el fondo del mar. Tratado filosófico sobre la sinceridad, all you need is Love, sin pamplinas ni concesiones a la galería. Tequiyá, rebaná. Chirigota reconcentrá de Azerbayán busca octavillita. Adéntrese en el maravilloso mundo de los falsos de Cádiz y consiga su puñalá por la mitad de precio. Y comparta sus secretos más íntimos con toda la ciudadanía, sólo tiene que susurrarlos a un amigo, colega, compadre o partenaire. Aire.
Los falsos se presentan con ropa de marca falsa, nada por delante y nada por detrás. Qué mejor decorado que la sonrisa de cartón piedra del publiquito remolón. Los falsos rejan del vecino y lloran en su entierro. Políticos que atacan a homosexuales y luego mueren por el Ferry de Canarias. Futbolistas que fichan por el Numancia y aseguran que es el equipo de su infancia. Comparsista elogiado de primeras, acuchillado por sus postrimerías. Trabajador empitonado por su jefe, tranquilo, es por su bien. Banqueros que no aflojan la manteca. Pregonero por la cara, el sieso del Selu que tiene la gracia a la altura de Puertatierra, chirigota que no canta, recita. Hombre, Selu, qué alegría de verte, monstruo, felicidades, ya nos encargaremos de destrozarte el pregón por detrás, nunca cara a cara. No sé que es peor, si el falso o el falso sincero, el franco o el carrero white, el poeta o el juntaletras, el solidario o el vanidoso, el show de la caridad libre de impuestos o la foto de la polaroid del año 54. Carnaval descolorío. Vuelven las fiestas atípicas. Te voy a ser sincero. No, pordió ...
Da mucho juego el juego del falserío chirigotero, bastante más que la política de hechos consumados o la jaravaca verbal o el paripé esdrújulo del portal de Belén eterno. Observen la delgada línea entre "bellísima persona" y "cabrón", que tire la primera piedra el que ...
Mahoma cogió la puerta de aluminio y se dirigió del tirón a la cúspide de la montaña de piedras y halló una serie de cantos rodados, le entraron retortijones y dejó muestras de su saber hacer. Nadie canta sobre la verdad absoluta, todos buscan la luz divina, hay chirigotas francamente malas de solemnidad, y coros babosos, y comparsas recalcitrantes, y autores de cartón, y gente que olvida el camino y vuelve sobre sus pasos como si nada. Tequiyá.
Por no hablar de los monstruos del Carnaval. Martínez Ares y Aragón compartiendo risas, je, je. Pardo y Pastrana reservan su palco ya, su Paco Platea, que debe ser un personaje la mar de apañao que vive encaramao en su propia fantasía. Love y Cabra, partiéndose el pecho. Nada es lo que parece en Carnaval, y mucho menos en la vida diaria. Hasta las falsetas suenan verdaderas, y viceversa. Como canta la chirigota de los falsos, qué falserío en la Semana Santa, las ferias y el Rocío. En todas partes menos en el Carnaval. La gente escribe, compone y canta para sus prójimos, semejantes falsos recíprocos que se beben las coplas a trago en la calle, a ser posible, sin más trascendencia que el peligro que tienen algunos o el arte virtual del qué dirán. En la vida surreal, las puñalás tienen consecuencias, y las palabra suenan a música del infierno. Y en el Inem hay mucha gente ya. En Carnaval, todo es de color. De momento. Con el taratachín. Sinceramente suyo, sinceramente de nadie.

Enero 10, Carnaval, Diario de Cádiz
La foto es de Lourdes de Vicente

2 comentarios:

Sito dijo...

buenas;

como se sonríen con el colmillo afilado.

Enrique Alcina Echeverría dijo...

buenas, Sito, puro falserío, jeje