domingo, 31 de enero de 2010

Tsunamis de arte y provocación

Un caso. El caso de los chirigoteros que gustaban de tocar los bajos instintos, poner el dedo en la llaga y cachondearse hasta de uno mismo provocando que es gerundio. Parece el título de un libro de esos tan en boga, haciendo el sueco, la trilogía de los Larsson de Cádiz. Qué va. Hablamos de unos gigolós, los jueces de Vera Luque y los políticos del Cascana. Tres maneras de entender y desentender esta fiesta tan seria que algunos se empeñan en analizar, reconducir, aprisionar ya del todo o simplemente utilizar en beneficio propio. Ejem. Vamos con las metáforas del día: la religión de febrero, una jartá de diminutivos en plan cariñoso o el pito del sereno reconvertido en bollycao como un tubo de pvc. Los chistes evolucionan, igual que los cosquis a la duquesa terrateniente premiada indignamente por Andalucía, o los mismos chistes cuarteteros que tanto jalean en el Falla en cuanto se refieren a una marca registrada o un nombre conocido. Chistes, chistes, la antítesis del Carnaval. Clichés, cursiladas ininteligibles como "la lluvia que baila a la libertad" o recursos limitados a la suegra. Salvados por la suegra. En fin.
Menos mal que alguien se sale del tiesto, léase Vera Luque y Cascana. Con la chirigota del primero, ya se sabe, no hay derecho. Haga lo que haga. Así que mejor dar caña con triple sentido a los tribunales supremos, a los abogados defensores del gallinero, a la experiencia que dan las sentencias y al único veredicto respetable, el de la gente, la misma gente que a veces se deja llevar por la novelería y divide su opinión con respecto a fenómenos paranormales como la chirigota de famosos faranduleros, acusada de márketing y postureo precisamente en la fiesta de la presunta libertad, donde nadie queda del todo contento ni del todo insatisfecho. Fiesta que podemos quemar como las sevillanas en su día. Declaran inocente a la chirigota sevillana, pero con segundas: recuerdan que las chirigotas auténticas no son caprichos de un grupo rociero, sufren el vacío y el silencio del Falla, la soledad de los cuartos de ensayo, la discriminación de la tele o el desprecio general en edad juvenil, por no hablar de otras zancadillas. Es decir, antecedentes jurídicos. Ahora regalan las sentencias absolutorias a unos y niegan el agua a otros, pronto se celebrará el concurso nacional en Sevilla, qué maravilla, o en Xerez, que tiene menos puntos que una chirigota deprimente. Dolor de muelas del juicio final. Linda condena. Grande Vera Luque.
Arte y ensayo. "Soy un caso perdío", cantan los de Vera Luque. "Soy el tsunami de la oposición, y Teo, un anticiclón", replican los del candidato Cascana, con las castas del cadibú. Puro realismo provocador, sarcasmo en do mayor e irreverencia social de la wena. Perdón, que esto es una cosa muy seria. No conviene reírse con el doble de Carlos Díaz, mejor enervarse por el paro ("vamos a pedir trabajo, trabajo pa mi señora") y denunciar la dictadura permanente. Exigen que las obras municipales "no las hagan los extranjeros". Qué fuerte. ¿Y si hicieran lo mismo en Castellón? Los chirigoteros no se cortan, como siempre, siempre salvajes, nunca integrados en el mainstream, y el candidato lanza promesas de quita y pon: poner dentaduras completas y quitar las colillas de la Caleta. Y a la postre, los ediles de la risa floja sorprenden con el latiguillo de la impresentable karmele paecharla, transformado en lema electoral de aquí al Once con vistas al Doce. "Se te acabó el chollo de Román", advierte el polichirigotero a la señora Martínez. Ya pagó Román el pato. Tiembla, doña Teo. Golpes de refilón, camino de la insurrección: "¿Dónde coño están los paraos?" Algunos de ellos, por mor de la sospechosa crisis, "en su chalé de Valdelagrana". ¡Cascana a Eurovisión!

Enero 10, Carnaval, Diario de Cádiz

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