viernes, 15 de enero de 2010

La hora de los valientes

En los carteles han puesto un nombre, rítmico y familiar, y una foto rompedora, Coque Malla en inequívoca posturita a lo Chuck Berry. El cantante madrileño, por todas partes. Todo Cádiz empapelado de posters del ex cantante de Los Ronaldos: marquesinas, cabinas telefónicas, paredes. Así que algo pasa, habrá que saber cómo está Coque Malla. "Mejor que nunca", asegura al otro lado del teléfono. Ha salido el sol. "¿Ya no llueve? Pues mañana voy a Cádiz". El artista comienza el año con gira acústica. Hoy abre el ciclo musical de la Central Lechera, en Cádiz, y mañana actúa en el Teatro Municipal de La Línea.. Es "la hora de los valientes", el significativo título del álbum, considerado por la revista digital Efe Eme como el mejor disco del Nueve. Un trabajo liberador, canciones para ver la luz.
"Ha sido un año increíble, alucinante, y la cosa va a más", augura Coque Malla con su voz de eterno adolescente. "Después de tantos años apetece hacer canciones bonitas e intentar ser lo más honesto posible, sentirse más músico que nunca". Y recoger parte de la cosecha. Los parabienes a su reciente disco le colman de satisfacción. "Lo que más me emociona de esa lista de discos del año es que voy por delante de gente estupenda, tener a esos monstruos por detrás, a quienes tengo mucho respeto: Peret, Quique González, Love of Lesbian ..." Malla se siente instalado "en un lugar firme y seguro", precisamente en tiempos de inestabilidad y desconcierto. "Me siento profundamente así, seguro y orgulloso de lo que hago. A lo mejor soy un ingenuo, pero ya que todo el mundo habla de crisis, sobre todo en el mundo musical, me muestro muy optimista y sé que a la larga esta situación de transición y de cambios va a favorecer a los músicos, a quienes hacemos canciones de verdad".
Hablarle a un músico de crisis parece una redundancia. Coque Malla no cae en el tenebrismo, acepta que "las cosas están cambiando" y prefiere "tomar lo positivo" y aguardar, mientras trabaja en lo que le gusta, a que la crisis despierte a la fierecilla domada y que las circunstancias "tiren hacia el lado bueno".
"Antes los músicos éramos más esclavos que ahora", remarca del tirón para ilustrar la vida diaria de un trovador eléctrico. "Las compañías de discos y la industria, en el sentido más cruel del término, tenían la sarten por el mango; hoy se venden menos discos pero estamos mejor que nunca, somos dueños de nuestro trabajo y hay muchas posibilidades por delante. Hoy se escucha más música que nunca".
Malla se refiere así a las condiciones en que laboraban los músicos hasta hace poco: condiciones penosas, contratos raquíticos siempre a favor de las compañías y representantes, porcentajes escuálidos y, en ocasiones, falta de dignidad. Mejor no mentar algunas maneras de arrodillarse que se estilaban en los años setenta u ochenta, ni los chantajes de ciertas emisoras de radio, ni otras cuestiones que ruborizarían a algunos. En cambio, Los Ronaldos no sufrieron estos gajes del oficio. "Los Ronaldos, quizá de manera inconsciente, éramos muy burros, teníamos las cosas muy claras y no nos dejábamos llevar de aquí para allá. Éramos muy sólidos, nos poníamos de acuerdo en la mayoría de los temas, y eso se transmitía, la gente no se atrevía a meter mano o manipular nuestro trabajo". Suerte y dedicación. Otros no corrieron la misma suerte, antes y después del grupo que a mediados de los ochenta, en los años posteriores a la mal llamada movida o edad de oro del pop español, irrumpieron en la escena hispana con frescura y vehemencia, descaro y amor por el rocanrol, letras directas al mentón y actitud. "Tuvimos la fortuna de empezar fuerte, y quizá de ser muy cabezones".
Dos décadas después del morrocotudo éxito de Los Ronaldos, que llenaron de energía el estadio de Bahía Sur en San Fernando, "somos más dueños de todo, dependemos más de los conciertos que de los discos, e internet abre un mundo nuevo", y se refiere abiertamente a los blogs, las redes sociales, myspace, facebook y las páginas personas susceptibles de viajar por rincones insospechados. El propio Coque actualiza a menudo su web, la adorna de videos, escritos, y se siente cómodo con la participación del público y con las nuevas maneras de llevar las riendas de su carrera. "Los números han bajado, nos hemos acostumbrado a echar cuentas, tenemos más responsabilidad con nuestra carrera, la situación ha bajado algunos humos y presupuestos, pero, joder, somos artistas", dice a las claras, como pensando en voz alta. Dicho queda. "Somos artistas" traducido resulta todo lo contrario que oficinista, por ejemplo.
Coque apela a "la teoría de la evolución". "Van a sobrevivir los que sean de verdad, ya no vale eso de juntar a cuatro chavales en un grupo para sacar dinero fácil, eso tiene patas muy cortas". Sobrevivirán los gigantes como Coque Malla, resistente, insistente, indiferente al desaliento.
Los tiempos permiten, a su juicio, soñar con tocar en Latinoamérica o el resto de Europa. "Ahora no resulta descabellado que trescientas personas llenen un local en Berlín porque les gustó el disco de Iván Ferreiro y quieren verlo en directo", apunta refiriéndose al cantante gallego ex líder de Los Piratas. "Estamos conectados, por ahí va el camino, y esa conexión tiene mucho que ver con el intercambio", el trueque de talentos. "Me quedo con estos aspectos positivos antes que encerrarme en la crisis. El cedé se acabó, es lo que hay, los tiros van por Spotify y otros proyectos": escuchar música en la red. "Cuando se inventó la luz se fueron toneladas de velas a tomar por culo", comenta del tirón. "Así que conviene mirar todos hacia adelante y no caer en el pesimismo. Los últimos meses, en España, y no sólo en el mundo musical, han sido emocionalmente turbulentos, pero tengo la sensación de que la crisis de mierda se transformará en una crisis estupenda", de la que extraer moralejas y aprendizajes esenciales para el futuro por venir.
Coque Malla no cesa en su empeño y continúa "investigando otras cosas" en materia de textos y composición, de tal modo que anuncia "un paso adelante en el próximo disco". Sin olvidar las raíces, "no sé adónde iré ahora, pero ya tengo bastantes temas nuevos, a ver qué visión aporta la banda y cómo evolucionan con el tiempo. En Cádiz tocaremos una canción del futuro", que será inmediato y acaso tan liberador como la hora de los valientes.

Enero 10, Cultura, Diario de Cádiz

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