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Antes de rendir cuentas al poderoso caballero, alzan la vista y brillan las voces en torno al "catálogo sublime de atalayas gaditanas", las torres, reinas de las azoteas, puntos cardinales del Cádiz secreto. Linda postal. Maldito dinero. La comparsa, que emplea las frases cortas y el disparo certero, situando entre los personajes de la película de Cádiz a "una alcaldesa", identifica a las familias rotas por el dinero, la herencia, un campito en Chiclana, la caja de los truenos. La comparsa introduce una originalidad en el popurrí: intermedio para la publicidad mentirosa y embaucadora sobre la felicidad del dinero y la quimera de la eterna juventud. Bienvenidos al hotel Utopía. Tras los ruinas, el ruinazo, toda una declaración de principios. Mientras, los usureros siguen sin soltar prenda, "porejitos" de espíritu. Esto es un atraco, empresa patrocinadora del Pamplineo 2010.
Sin dinero, ya no hay rocanrol, ni siquiera distinción. Anda que no. Un poco de educación. El coro de Valdés, entre tanto bastinazo, pone el dedo en la llaga de la educación de los chavales que poseen de todo menos respeto y consideración. Niñatos mimados por sus padres, tan preocupados del qué dirán, y que convierten a éstos y a los profesores en carnaza diaria, pura mezquindad, en el fondo canta también aquí el dinero podrido, cero coma cero de cultura.
Cuando la cosa se torna seria, menos milongas y a la yugular. La chirigota de los famosos bailarines de la tele denuncia "la chulería fascista" de algunos policías locales que "humillan y provocan" al personal. Sin nada que perder, y mucho por ganar, estribillo para entonar al unísono, con su golpe a la autoridad, Cádiz va bien, "un pasito palante y tres pasitos patrás, uno a la derecha" y a esquivar obras como locos, eslálom gigante con papas, comienzan a abundar las críticas a ese lentísimo ayuntamiento faraónico. Los payasos famosos de la tele, otra vez la anestesiante tele, pegan también fuerte. Está bien esto de protestar, se queda uno tan a gusto, pero los toros escopetaos de la peli de marras, salvo excepciones, son carne de cuplé. No, si al final van a tener razón quienes tildan a los gaditanos de graciosos. Unos mansos. Pero no tan carajotes como la gente mundial que se traga trolas como la gripe A, empresa patrocinadora de la OMS, Farmacéuticos sin Escrúpulos. "Arrodíllense, señores".
Enero 10, Carnaval, Diario de Cádiz
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