La leyenda del bocata de calamares. Pamplinas fritas variadas. Estómagos agradecidos. Platos decorados con tonterías en lo alto. Cubiertos de gloria. Comida de pobre para nuevos ricos. Paté de desidia a la vichisuá de la virulé. Filete con papas. Hamburguesas de tornillos. Aire demasiado caro. No le molesto más, Nicolás. Saque la visa deprisa que luego hay problemas. Problemas con aceite de oliva. Cuentas pendientes. Papeo oficial. Arte efímero rupestre. Vaya publiquito. Camarero, otra copita. Mejor dicho, otra botella. Y una barra de pan pa mojar. Abanibí abonebé quiere decir te quiero amor. Pagas caro mi humor. Tienes veneno en la piel. Una de puntillitas, dos de cazón y "almóndigas" caseras. Cuando dicen "caseras", peligro. Alta tensión. Dos cosquis y la pringá. Los muertos de la guía Michelín. ¡Oído cocina! Cocina de cantautor, Sabina al pil pil, Serrat al Mediterráneo, Guerra a la sencillez, fachion glamour en el cielo del paladar, don Simón al poder, sopa de letras, diseño vanguardista. Precios surrealistas. Fama supersónica. Papel cuché. Corta más jamón. La crisis al tuntún encebollao, gente con cara de tonta, listos con listas de espera, a fumar a la puta calle, a esnifar al cuarto-baño. La oreja de Bangkok tiene nueva cantante. Michael Felpa se jartó de nocilla de chiquitito. Medallas de merluza. Oro puro. Sal común. Y de postre, por si le supo a poco, un surtido agridulce de palabras cortas, parcelas vegetarianas, alioli, tocino de cielo entoldao, amarguillos de Medina, pavías con mayonesa, yaya marías de chocolate, trufas, cotufas, pantuflas, ropa usada, la cuenta está al caer, ole qué precios.
Agosto 08, Verano (Diario de Cádiz)
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