¿En avión? Ni de coña. Venga ya. Con lo bien que se está en casita, ehin? Tó tirao con el mando a distancia en una mano y un pelotazo en la otra. Talacozamuymal. Los viajes a lo largo y ancho de este mundo, pa los intrépidos navegantes del adsl, internés más llamadas, velocidad de tortuga, precio de oro, cobazo total. Julio Verne tardó ochenta días en darse un homenaje, siempre en busca de la eterna juventud, y dos o tres vidas en comprender que el pañuelo es un mundo, que la tierra es cuadrá y que Willy Fog no hay más que uno, Torrebruno. ¿En avión? Tequiyá. Mejor un ratito a pie y otro caminando, como la señora británica que acaba de volver, destrozaíta, de hacerse 32 mil kilómetros a la redonda, en cinco años de vámonos que nos vamos. Total, unas cuantas costillas rotas, pulmonía doble, a pique de un repique de ahogarse in the river y musho miedo con los osos, los lucas lobos y los ladrones. Y para colmo, con el dolor de pies que trajo Miss Caminata, no fueron ni a recogerla a la estación de caminantes, se hace camino al andar. Volar es para los pájaros. Volvía el otro día del Orinoco otro valiente trotamundos y trincó grave mosqueo, tanto periplo, tanto mamoneo, y a la vuelta le dieron el gran disgusto: olvidaron grabarle los cien metros lisos, con la ilusión que le hacía, y los partidos de pretemporada de la Ponferradina. Porca miseria. Con lo que le costó al gachó no enterarse de los resultados. En fin, el mundo se quedó sin vuelta. ¿No tiene suelto?
Agosto 08, Verano (Diario de Cádiz)
jueves, 28 de agosto de 2008
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