De barbacoa a botellón. La gran bacanal. Una cosa sana y popular. En lugar de restos de pinchitos, que era una cosa muy vulgar y shabacana, mañana habrá cristalitos bajo la arena. Hay gente con cristalitos todo el año y no pasa ná, así que guarrea, guarrea, y en la orilla no se mea, recuerda. Mea padentro. Y atiende los mandamientos que la suma sacerdotisa publica con el parné de todos, el anuncio que sustituye al del Trofeo que nadie quería, sólo TeleTeo. Anuncio con papas. Dinero tirao. Que lo devuelvan, pero sin salpicar. Ahora se imponen otros eslóganes: "No vengan" y "Vengan todos". Guarrea, guarrea, pero con educación. Menos mal que la ministra de Igual Da estuvo en el Trofeo, pa robarle fotos a doña Teo de cara al Doce, y anunció que Renfe enviará más trenes de la cuenta, pa joé, y que aquí nadie acabará con las tradiciones, cohone, y que si no hay picos ye-yé, nos marchamos todos a la barbacoa de Alcalá. ¡Mírala, mírala, una brocheta pa la miembra! ¡Picos Ye-yé no se cierra! Esta noche, récord Guiness a la barbacoa con menos gente del planeta, no vengan el sábado de Carnaval tampoco, ni a la gran bacanal. Ah, no, perdón, que vengan, pero con educación. Si algo sale mal la culpa será del enemigo, claro, y si sale bien, también. Qué liazo. Prohibido prohibir. La Iglesia prohibió las bacanales y nacieron los carnavales. La playa, mañana, no estará muy católica. Lo suyo sería asfaltarla, y convertirla en el mejor aparcamiento subterráneo de Europa. Guarrea, guarrea.
Agosto 08, Verano (Diario de Cádiz)
sábado, 16 de agosto de 2008
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