lunes, 18 de agosto de 2008

Tiras de humor: crisis inmobiliaria


Ahora que acotan las playas para menesteres más urbanos que humanos, parece mentira que salvapatrias y listillos aún no hayan caído en la cuenta: todavía hay sitio para construir. Y tiempo pa destruir. Qué ilusión, la salvación del sector inmobiliario, castillos de arena, catedrales en el mar, comisiones y ahogadillas. Está la cosa tan mala que los pisos de protección oficial que se levantan por la mañanita ya se han desmoronao a la caída de la tarde. Te joe, por usurero, querías cobrarle una entrada criminal a los bañistas. Te va a comé la pala excavadora. Nadie se pregunta ahora por qué había 120 inmobiliarias en cada esquina, por qué te sableaban seis mil euros por la cara, por qué sabe tan salado el euríbor, por qué murieron los cines, y muchos telepizzas, y apenas pasó ná. Menos mal que la playa del siglo XXX está llena de bancos, peluquerías, gimnasios, tiendas de complementos, y el botiquín, por si acaso alguien se hace pupa con la hipoteca. Las inmobiliarias pasaron a la historia, pero dejaron huella. Y un montón de letras. Los negocios de hoy lucen bajo su logotipo el tipo del año pasado. Por ejemplo: "Frutos Secos Reveníos (ex Tecnoguasa)", pa que la gente pueda entablar una conversación de entrada. ¿Quillo, qué? ¿Con papas? Ya sabe, este tipo de rodeos de palique que tanto gusta al gaditano pa demorar el momento del turrón, el roneo en punto muerto. Ah, por cierto, qué lástima el dineral que están perdiendo los buenos samaritanos, los notarios, con la crisis, ehin? Vuelven las casitas de muñecas. Doy fe.

Agosto 08, Verano (Diario de Cádiz)

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