lunes, 22 de marzo de 2010

Un niño, un sueño, una pelota

"Te cambio tu camiseta por un sueño". La pancarta, una más entre cientos de lemas más o menos ingeniosos, dibuja una sonrisa en la noche dominical, cuando medio mundo piensa ya en el pasado y la otra parte se dedica a preparar las zancadillas de la semana. A la mañana siguiente, los niños muestran orgullosos sus trofeos y los mayores sólo hablan de una cosa. Tiene la pelota Messi, la acaricia como quien sucumbe al amor previsto, recorta la figura del adversario, mueve los hilos de una cometa a punto de escapar del mundo, quiebra dos o tres frases hechas, corre despacio, piensa rápido, analiza el próximo desbarajuste colectivo del equipo imposible, marca una finta, dos, tres, dobla el tobillo como un chiquillo con hambre de plastilina y chuta con todas sus fuerzas. La explosión. Como en el patio del colegio. Messi se cuela en los sueños de los chavales, se apropia de la voluntad de sus vigilantes, mira de frente al sol esquivo y gol, otro gol. Cinturas rotas, deseos ocultos besando las mallas, comentaristas medio majaretas, envidias rindiéndose a las evidencias, el pequeño Messi desoye los insultos de su marcador, o quizá los grabe en la mente para desactivarlos un rato después; reta al número dos, al número cuatro, a todos y cada uno de sus rivales, y los invita a jugar al juego del engaño, del reflejo puro y de la vida diaria. De chico, el dueño del balón era el capitán, y los recreos se cobraban héroes y villanos de lunes a sábado, qué putada cuando el hombre del tiempo suspendía el partido del sábado por lluvia a mansalva. El orgullo se medía en los tablones de anuncios, la semana dependía de un resultado, la camiseta te estaba grande, no había más problemas que completar la colección de cromos a todo color. A Don Antonio, el profesor, le llamábamos el rascahuevos, por razones obvias. Don Antonio siempre nos ordenaba lanzar los saques de banda hacia adelante, y nos enseñó a abrir huecos. Los curas clasificaban a los chavales por letras, de la A a la D; tardé mucho tiempo en comprender la estrategia: los más fuertes y presuntamente inteligentes, en las primeras letras. Los debiluchos y aparentemente torpes, al fondo a la izquierda. Salvo excepciones, claro. Como Messi, la gran excepción, un chaval tímido, exento de soltura en el lenguaje, que no iba para abogado ni para ingeniero industrial. Cuentan que Messi sufrió problemas de crecimiento. Hoy alegra la vida a medio mundo, se advierte en él una rica vida interior. Messi se coló ayer con permiso en los sueños de miles de niños, de la A a la Z. Y nos devolvió a los demás a la infancia, al patio del colegio, donde el futuro se conoce que era lo más parecido a un balón de reglamento. En la foto, Messi, con diez años.

3 comentarios:

Juan dijo...

Otra siniestra argentina para descomponer los ejércitos defensivos. Me hizo mucha gracia cuando hace ya cinco años vino a Cádiz con el Barsa, tras hacernos un "roto" medio estadio le cantaba: "Messi quédate, Messi quédate"... ja, ja, puestos a pedir. No sé por qué se deslizó cierto rumor de que el Barcelona tenía pensado cederlo, contaba con tan sólo 17 años. Y como diría Guardiola, mirando al mar soñé..., ja, ja, bueno éste no, Pep el entrenador, ni se tatúa, ni se tiñe el pelo, ni usa pendientes... Hace que parezca más mundano, como si hiciera falta recordarlo.
Anda que no os perdonó en el Vicente Calderón... ja, ja. Maldita pulga atómica.
Salud, todos tienen derecho a compartir su culebra macheteada.

Enrique Alcina Echeverría dijo...

es verdad, Juan, llegó a publicarse que Messi estuvo a un paso de ser cedido al Cádiz, ohhh. Me gustó un titular del otro día: el flemón atómico, jeje. Dibujitos animados. Lo de culebra macheteada no era de Mágico?, o era de Maradona? En fin. Ayer vi un reportaje sobre la infancia de Messi, muestra de que un ganador puede ser sencillo, humilde y brillante. La premisa vale también para Iniesta, Xavi y demás peloteros, claro, nada que ver con la chusma galáctica, un abrazooooo, salud !!

Juan dijo...

Por Dios, lo de la culebra macheteada claro que iba por D. Jorge González Barillas, “Mágico” en Cádiz según creo que le bautizó Paco Perea. Lo ponía para hacer un símil con el mito del cadismo.
Maradona era pelusa, barrilete cósmico y tal…
Qué puntazo lo de Más Madera, y Javier Ruibal que, por cierto, se prodiga por los festivales benéficos por Haití y en Los Toruños para recibir la primavera.
Salutti con tomatti.
PD.- Me gusta eso de chusma galáctica... ja, ja.