Dos tríos de ases para una buena partida de blues-rock británico. El cartel del festival Isla de Blues, que se pondrá en liza el próximo día 1 de agosto en Cádiz, presenta dobles figuras, jóvenes, avezadas y de notable calidad y poderío. Matt Schofield y The Brew, pura dinamita para saciar la sed de los aficionados a la música del diablo. Por primera vez en España, recién llegados del esplendoroso pasado del blues eléctrico y directos al futuro por venir, ambos grupos pertenecen a la primera división inglesa del género, poseen un incipiente prestigio para dar y regalar, y recorren el mundo ofreciendo lecciones de virtuosismo y pasión. Desconfiados, déjense caer por los myspace de ambos entes artísticos y comprueben el material.
Matt Schofield, a quien tildan de nuevo embajador del blues rock británico, procede de Manchester. Su elegante fiereza sólo obtiene piropos allá donde conocen su sofisticado y variopinto sonido, inspirado en el blues de toda la vida, la sapiencia de los grandes de la guitarra, el funk nacido de la aldea global negra, el jazz y los ritmos que confluyen en la carnavalera Nueva Orleans. Y un toque de distinción, órgano Hammond para sibaritas. Matt Schofield y su trío vienen curtiditos de docenas de festivales por toda Europa.
El imberbe Jason Brawick, guitarrista de diecinueve añitos que se lanzó al oficio de blues-rockero con sólo una docena de primaveras, ha machacado a conciencia las discografías de Jimi Hendrix y Jimmy Page, los dioses de la guitarra incendiaria, maestros de sendos modos de tocar el instumento jamás conocidos en el planeta, pioneros del blues rock y del heavy metal, geniales y satánicas majestades con más veras, padres del rock duro. Y lo demuestra en escena al frente de The Brew, trío del nordeste de las Islas Británicas que puede vanagloriarse de haber logrado el título de "mejor banda británica" merced a los votos de los lectores del magazine oficial del club de fans de los Rolling Stones. Eso viste mucho, ¿ehin? Psicodélicos, vehementes, arrebatadores y enciclopédicos, ahora se trabajan su particular sello a base de giras interminables por Europa. Energía que sobra, calidad que no falta, un sonido que a los fanáticos de Hendrix y Led Zeppelin les motiva y les empuja a descubrir guiños y rasgueos mortales de necesidad. Canciones rotundas y un estilo rompedor distinguen a The Brew.
Junio 09, Cultura, Diario de Cádiz
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7 comentarios:
Qué wena pinta... ahi estaremo,¿no?
hola Ignacio, alegría de verte por aquí, nos veremos por esas noches estivales con la música a otra parte, y ya nos contaréis cómo fue todo por las islas británicas, salud !!
Qué bien, gracias por la información. Ya espero impaciente el día del concierto, siempre y cuando la Asociación de la Prensa no celebre otro "croqueteo" años 20 y nos deje libre el Baluarte (toma comentario-maldad... ja, ja), que ya el Stop Racismo de este año tuvo que irse al patio de Tartessos en Trille. Me contaron que los Ea! estuvieron muy bien.
Salud con tomate.
allí estaremos, será una de las pocas noches de blues y rocanrol del verano, sin croqueteo ni ná, no suelo acudir a esos ágapes, salvo en contadas ocasiones, y entonces acabo con las croquetas, eso sí, jeje, y persigo tortillitas de camarones, el hambre es mu mala ... ya estoy deseando ver a esos tríos, suenan de categoría ... salud y rocanrol
jaja...ni escribir puedo de la risa, con tanta croqueta que va y viene, ja!!
jeje, hubo un tiempo que sobreviví a base de croquetas, lo reconozco, pero de pago, ehin?, no de valvulina. Hay gente en Cádiz que almuerza y cena en los cócteles y presentaciones oficiales, se ven las mismas caras y las mismas manos detrás de las bandejas, jeje, ya se puede considerar un oficio el croqueteo ... salud !!
Yo sobreviví a base de galletas de chocolate, qué hambre pásabamos en C.C.C (Campillos Campo de Concentración) inventamos esas siglas, pa colmo el nombre oficial era Colegio "La Milagrosa", ja, que ironía,...allí dejo de importarme si comía croquetas o piedras, con sal o arena,...menos mal que un amigo del pueblo que tenían los padres una pastelería, me pasaba por la "reja" galletas de chocolate, ..la comida pasó a ser como el aire, simplemente necesaria, sin más.
Esa herencia tengo desde entonces. No debería ser así, lo sé, pero lo es.
Lo de la gente que va a las presentaciones pa abalanzarse sobre las bandejas, (y no exagero, se abalanzan) me agobia eso cantidad, nunca me quedo a esa parte,...y en sitios muy descarados (que los hay) en que organizan actos con el anzuelo siempre de la cenita "abandejada" tras el acto, he dejado de ir porque aunque no me quede a esa segunda "sesión", no me parece bien que "rellenen" así las sillas, preferible es que sólo seamos cuatro en la sala, pero somos cuatro interesados realmente en la presentación, única y exclusivamente en la presentación, lo demás responde a otros derroteros que desde luego a mí no me pillan pa sacar adelante esas farsas, en realidad es como pagar por asistir, pero les pagan con alguna que otra croqueta ...lo que es el trueque, presencia a cambio de croquetas, si las pillas, claro!!
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