Tormenta de ideas, palabra de Cádiz, música celestial, recursos de la lengua en tomate para seguir tirando: hipérboles, metáforas, paradojas, bastinazos, el ingenio subcontratado, la vida en rosa y los héroes del nuevo siglo: Caletimán y los duendes de la tele tartaja. De vuelta a casa, el festival interplanetario de coplas reitera voces y gestos en Teleteo, una y otra vez, y el sonido se entrecorta, co-ged-lo, el espectador no sabe si se pasó con el mollate, acaso garrafón, o si escucha visiones. Y comienza a cavilar, existencialista perdío, sobre los casos y las cosas del Carnaval urgente e inmediato. Ay, si las coplas surgieran ciegas, sordas, y el público fuese "ídem", mismamente de California y sin tener ni papa, quién sabe la respuesta que obtendría cada pieza. Para un grupo "de fuera" o sin "nombre propio", un pasodoble "lacrimógeno" sería "precioso" en boca de una agrupación consolidada. Juguemos a devolver el anonimato a los autores. A las coplas, mejor dicho, pues las grandes coplas aspiran, junto a sus autores, a formar parte del pueblo y su tradición oral. Habla, Cádiz.
Entre bromas y veras, novio de Falete 4, Padre de Mariluz 4, equiricuá. Algunas coplas huyen de la normalidad y se dejan querer por el respetable. Babushazo a doña Teo, trabalenguas en el Piojito, se agotan las existencias del asombro, hay quien guarda letras y quien las arroja a la barbacoa, nadie sabe si es mejor pegar primero con un tema que será trillado o morderse los labios al compás del qué dirán. Un coro canta que "ya estamos en febrero", joé, qué velocidad, y la gente aplaude, ole, ole, los tiempos adelantan que es una barbaridad. Luego, los veteranos del Pepón endiñan un cosqui a los niñatos que maltratan a sus abuelos (de cómo cantar verdades como puños), "no te extrañe que los hijos de tus hijos también te peguen". Los viejos encajan las letras de Pedro Romero con maestría y, esta vez, con gusto exquisito. Igualito que los comecaminos, tributo a los countrymen de Villegas, primer toque a la Ley de Memoria Histórica que algunos silencian sin escrúpulos. De pronto, los titulares mentales del reportero carnavalesco (hoy en día, con internés y esas cosas tol mundo es reportero) se tornan gruesos y sublimes, con tres cositas buenas se conforma el personal y saltan las exclamaciones, los superlativos, el very important y la leche en vinagre. De pronto, de la nada al todo. Caletimán muestra su doble personalidad, qué arte más grande de interpretación. Los de Morera pueden con todo, suyo es el reino del pitote surrealista, se gustan, apuntan vocablos imposible en el heaven del paladar del aficionado turulato, que va ya por la cuarta repetición de la segunda sesión y entona ya con cierto gusto el insospechado pasodoble de los Welcome, los trasnochadores, las siete y media, primer pasodoble a los palestinos, la paz juega al escondite con los niños palestinos, los que aún siguen vivos, bombardeo de ideas, tormenta de verdades a medias, vergüenza de diplomáticos sintomáticos, alto el fuego, juega al juego de la muerte más rentable, busca otro escondite para la dignidad humana. ¡Salud!
El planeta pierde el norte mientras el comandante en jefe del Falla, Pedro de los Majaras, presenta sus respetos con una cuadrilla de voces de postín, letras esdrújulas y ese aire rancio y nuevo a la vez, ¿quién da la vez?
Enero 09, Carnaval, Diario de Cádiz
lunes, 26 de enero de 2009
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3 comentarios:
Eso "mismamente"... Habla, Cádiz!!
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Saludos
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Muchas gracias a los dos por la invitación, os enlazo también !!
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