Vente pal Sur, Bob.
A tres meses de su anunciada gira española, pocas fechas confirmadas, muchos rumores y la gente en ascuas. El flamante Príncipe de Asturias se coronará en julio a su modo, de ciudad en ciudad, de plaza en plaza. A punto de concluir su periplo americano, que le ha llevado a México, Brasil, Chile, Argentina y Uruguay, el trovador mira de nuevo hacia Europa. Fijan ya la partida en Reykjavik, el 26 de mayo. Dylan cantará por primera vez en Rusia el 3 de junio, en San Petersburgo, y tras un breve paso por Austria, Suiza o Francia, dedicará el mes de julio a España. Dicen que sus representantes negocian un total de catorce actuaciones, lo que traducido resulta un mes en España, lo nunca visto. Los fanáticos, abundantes y variopintos, esperan que alguien dé la vez. Parece que han firmado ya contratos para Ávila, Pamplona, Vigo, Lorca ..., nada se sabe de Andalucía. Ya se sabe que el viejo maestro rula por el mundo cargado de leyendas, su luz brilla de distinta manera cada noche, no es un tipo caro, ni exigente con los organizadores, aunque su particular carácter huraño alimente topicazos.
En Chile, Bob rechazó la suite de lujo porque no le gusta el parquet de color oscuro, no aceptó la invitación de la presidenta Bachelet y disfrutó de cierto anonimato.
Dylan acostumbra a realizar giras de un par de meses en recintos de media capacidad y, en ocasiones, en ciudades insospechadas, una manera como otra cualquiera de conocer mundo y ampliar la clientela, de no sentirse solo y de vivir en el escenario. Dylan vive en los escenarios.
Vente pal sur, Bob.
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