Han levantado el castigo a Puerto Churri, mira tú qué gracia, pero a El Puerto le restan muchos años de condena. Pretenden vendernos ahora otra gallina de los huevos de oro: no sé cuántos atraques a mano armada, un centro de ocio "de lujo" y venga ladrillazo parriba y pabajo. Para quien ande pez en el tema o posea menos memoria que un pentium de plastilina, conviene recordar algunas cosillas del puerto especulativo, digo deportivo, que iba a dar cienes, miles de puestos de trabajo y que, a la postre, se convirtió en la madre de todas las batallas político-urbanísticas y en pionera de los pactos antinatura. Oh, qué tiempos aquellos, cuando los petrodólares narcotizaron la voluntad de prebostes y paisanos. El Puerto versus Marbella, un tupido velo. Dos décadas después el binomio suena a Puerto III y a Alahurín de la Torre, turismo carcelario de calidad. Unos gachós con chilaba dieron coba a los comunistas, que a su vez dieron coba a los ciudadanos, y luego, al tensar la cuerda para transformar una playa, un tesoro de la naturaleza, en suelo urbanizable por la misma cara, pusieron de acuerdo a psociatas y peperos y les salió todo de balde. Todo por el progreso de la ciudad, aro, aro. El famoso Pegou, un pegote que aún colea. Un cuarto de siglo se cumple de aquel cambalache. Los mil quinientos empleos se quedaron en cinco y los yates de postín, en barquitos de papel y alguna embarcación cargada de ilusiones en el paraíso del "pase usted sin problemas, sin aduana". Puerto Churri sigue sin aduana. Lo dicho: el parné fácil juntó a los enemigos íntimos, esos que ahora simulan tirarse los trastos a la cabeza, y El Puerto perdió varias décadas. En busca del tiempo perdido querrán ahora prometer otro cielo urbanizable. Algunos de los mafiosos que se cargaron Puerto Churri marcharon luego a Sanlúcar, donde casualmente se produjo el mismo pacto para arrebatar la alcaldía a los ilusos comunistas, y a Chipiona, y qué sabe nadie dónde se tejen los manejos del futuro que nunca está por venir. Otros politiquillos prosperaron una jartá desde empresas ficticias, y sus compinches no digamos. Y se tiraron directamente al golferío, a los campos de golf. Así que no venga ahora nadie con carita de pena. Ya no cuela. Que si tenemos dinero, que si el asunto es rentable. Eso ya lo sabemos. Dinerito tostado al sol, malas compañías, ¿dónde está la crisis? Puerto Churri siempre ha sido rentable para unos cuantos. Para El Puerto, una ruína.
Febrero 08, El Alambique (Diario de Cádiz)
jueves, 20 de marzo de 2008
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