En la bella localidad toledana de Tembleque, ubicada entre Villacañas y Mascaraque, no imaginan la cantidad de veces que estos días se acuerdan los gaditanos de su pueblo, carpetano, romano, visigodo y musulmán antes que cristiano. Abstenerse de rimar con Baldasano, por Dió. Bastante tienen los hinchas cadistas con mentar el Pozo de las Lamentaciones como para acordarse ahora de las castas de quien pegó la espantá hace ahora una vuelta y dejó el considerable marrón que mantiene en ascuas al personal. ¿Qué pensaban, que no iban a sufrir? Algunos sufren ansiedad, y los demás, tembleque. Mucho vértigo al mirar hacia abajo. Antes miraban hacia arriba, ahora "pabajo", y al final nos iremos todos al mismísimo Caribe. Con dos victorias estaríamos arriba, piensan los optimistas, y con dos derrotas, en el hoyo, barruntan los derrotistas. Mejor mirar hacia adelante y encarar la situación con audacia e inteligencia. Audacia de Gustavo López, inteligencia de Lorenzo Buenaventura, amor propio de Raúl López, orgullo y dignidad de Andrés Fleurquin. Quedan doce y hacen falta doce. La gente, lejos de sentimentalismos y chovinismos y surrealismos, se ha dejado ya de pamplinas, vamos a los números, las cifras, la estadística del canguelo. Tembleque cuenta 2.500 habitantes, herederos indirectos de la batalla de las Navas de Tolosa. Quedan doce finales, y quienes echan las cuentas fijan en doce los puntos necesarios. ¿Para qué? Para volver a empezar. En Segunda no se puede prometer el cielo, pues queda tan cerquita el infierno. Doce de doce, el infierno del Doce. En lugar de hermanarse con Bogotá o Montevideo, ese lentísimo Ayuntamiento tendría que hermanarse ya con Tembleque. Barla ya prepara las maletas para tantear el mercado de Tembleque, ya regresó de su periplo por Brasil, Burundi, Bélgica y Bulgaria. Ya se sabe que Barla va por la be en busca de un medio centro, mientras a Kosowsky le dan hasta cosquis por la calle y a Bangoura le mira el tuerto del gol. Sale el sol, huye el gol.
Restan tres rachas por disputar, si entendemos por racha un grupo de cuatro partidos. Hay entrenadores que trabajan sobre la base de las rachas de ocho partidos, pero otros las reducen a cuatro para que el horizonte no se dispare entre fantasías y bobaliconadas. Observando la tabla de rachas del Submarino, García Remón no comenzó del todo mal: siete puntos de doce, pero en los siguientes cuatro encuentros llegó la crisis, cero de doce, a Baldasano le entró el tembleque, o quizás otra cosa, y llegó el presidente más valiente, valiente Muñoz, para arriesgar a fondo. En síntesis, el Cádiz ha sumado en las siete rachas completadas un total de siete, cero, siete, cinco, nueve, dos y cinco puntos. La mejor racha con Calderón, nueve puntos entre las jornadas 17 y 20, precisamente coincidiendo con la última victoria del Cádiz a domicilio, en Sevilla el trece de enero. Desde entonces no gana para disgustos, con rachas de dos y cinco puntos, diez puntos en los últimos diez partidos. Dos puntos en los últimos cinco partidos como visitante. Las cifras cantan, como cantan las nubes cuando se levantan y no permiten discurrir en condiciones, algo así como los árboles del bosque, metáfora que caerá en desuso cuando el calentamiento global convierta el globo en un solar. Antes, hay que intentarlo, no bajar la guardia, nunca usar el verbo bajar, por favor. Hay quien milita como acólito anónimo de la cofradía del Descendimiento. Más que humildad y paciencia, virtudes nada frecuentes que no se aprenden ni se aprehenden en la universidad de la pelota, vienen el dolor y el sacrificio. Treinta y ocho puntos, así se titula la pesadilla. Y queda lo peor, ajústense los cinturones de seguridad, señores pasajeros, que vamos a atravesar una zona de turbulencias.
La montaña rusa. Totalmente confirmado, como dice el inefable Quique de la Fuente, que ya se ha lanzado incluso al estrellato del anuncio televisivo. Al Cádiz le tiemblan las piernas, totalmente confirmado. Ser o no ser.
Mientras ensayamos los saques de esquina y evitamos los remates de cabeza ajenos con un carabinero apostado tras la portería rival, saludemos a Vidal, el David que venció a Goliat, el recordado gallego de nuestras entretelas. Ya se sabe que Vidal trabaja en Elche pero sigue censado en Cádiz. Así que vuelve Vidal, pero no para salvar al Submarino con sus peculiares dotes. Viene para continuar la racha del club ilicitano, y dale con la rima de Baldasano. Si el Submarino no ha disfrutado de rachas con suficiente poderío para tornar su trayectoria, tan sólo dos rachas de dos victorias consecutivas, algunos de los aspirantes al ascenso pueden presumir de lo contrario. El Málaga, sin ir más lejos, ganó los siete primeros choques de la Liga. La Real Sociedad lleva cinco rachas de dos partidos consecutivos sumando tres puntos, qué de números, oiga, y el Numancia ha cosechado en lo que va de segunda vuelta tres derrotas, las mismas que en todo el primer ejercicio del año.
El Elche, por sus partes, ha disfrutado de dos rachas victoriosas precisamente ante los grandes de la categoría, aunque fuera de su campo no se comporte con la misma contundencia. Por cierto, he aquí la pregunta del millón. ¿El Cádiz es grande? A tenor de la clasificación, nasti de plasti. Por historia, quizá un poquito. Por afición, enorme. Por si acaso, mejor ir de corderito ante el Elche de David Vidal, adalid de la cantera por antonomasia. Muchos recuerdan la labor de Vidal con la cantera, su mano dura con Mágico, las majaretadas pa matarse de risa, algunos catenaccios que él niega desde la distancia del tiempo fugaz y caprichoso, más peligroso que el viento idiota. Vidal, genio y figura, abre el periodo decisivo del torneo. Queda lo peor. El Cádiz aún no se ha medido con los gallitos del año, y aun así, ya ha perdido cinco goal averages de los nueve disputados en la segunda vuelta. Quedan Elche, Xerez, Albacete, Numancia, Spórting, Ferrol, Real Sociedad, Celta, Nástic, Málaga, Sevilla Atl. y Hércules. Una de dos. Truco o trato, nada de medianías, la gloria o la miseria. Si el hiperbólico Submarino gana los próximos tropecientos partidos, a la Champion del tirón. Si no, ya veremos. Y los mandamases volverán a anunciar las buenas nuevas sin que sean buenas ni nuevas, y ya estarán pensando en la planifiación del futuro, aro, aro, del Diez del Centenario y del Doce del Bicentenario Terry. Mañana, si acaso.
Marzo 08, Submarino Amarillo, Deportes (Diario de Cádiz)
jueves, 27 de marzo de 2008
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