viernes, 28 de marzo de 2008

Se vende

Los carteles llegan hasta la entrada de Jerez. Se venden parcelas de no sé cuántos metros cuadriculados en el término municipal de El Puerto, tó pirateao con rotulador de varios colores, teléfono, dirección y nif. Sniff. Algo huele mal en el sector agropecuario. Llamas al susodicho, no sin antes preguntarte en manos de quiénes se encuentra la tierra que pisas, y te dice con una hartá de faltas de ortografía que posee cuarenta terrenos, los habrá heredado, qué suerte. Te pide una millonada en dinero b, lo ve claro, parné oscurito y eufemístico, se les está acabando el chollo a los espe-cula-dores. Lo pagarán caro. Lo pagarán los demás mortales, of course, a tanto el metro tuneado de poca vergüenza, cada tarde se inventan un nuevo impuesto fullero e indirecto, o un truco del almendruco para endiñar a los pobres paganinis, víctimas del olivo, que es como llaman al maldito euríbor. Debajo del euríbor, la copla. Por no hablar de los tipos de interés, unos tipos demasiado interesados que se están deshaciendo de los restos de temporada antes de que caiga la dura tormenta. Insumisión, oiga, ni un papel mojado más, ni un machacante más a esos siniestros personajes. Claro que, bien pensado, estamos rodeados. Por las calles abundan los signos del cambalache continuo, se vende cuerpo serrano, se vende coche en buen estado, se vende al mejor postor, se vende moto puntera, ¿ha dicho moto? ¡Noooo! ¡Llegan las motos! Peores son los moteros de aquí, los indígenas salvajes que practican el mimetismo cutre a toda leche, pa caballitos los de la Feria, luego viene la Feria, ufff, y la casualidad, o tal vez la causalidad, ha querido que soltasen a la calle, con pase de pernocta o algo parecido, al Farruquito. Sueltan al Farruquito justo con las carreras, un día en las carreras, Farruquito pone cara de velocidad mientras escucha campanas en el emepetrés. Un acelerón y ya estamos en Jerez. Total, el que no corre, vuela, y pa mí que está tó relacionao. Está tó cubicao. En Jerez y en El Puerto han puesto un cartel que dice: Se vende dignidad de segunda mano. Y nadie la quiere comprar. Aproveche la oportunidad. Farruquito y la desaceleración, pa matarse de risa o algo.

Marzo 08, El alambique, El Puerto (Diario de Cádiz)

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