miércoles, 26 de marzo de 2008

Sóli2

Otro picotazo en la lengua. Si Lázaro Carreter levantase la cabeza, qué diría de los hombres sólidos de la pradera, de los proyectos de pasado, de la contaminación del rico y hermoso habla natural a estas alturas. El recordado académico, acaso ajeno a la surreal academia de la lengua en tomate gadita, firmó artículos y varios libros sobre la materia, el calentamiento global del idioma popular, un juego de palabras hermoso y siniestro a la par, tan cruel como significativo y en constante evolución. Imagino, por ejemplo, que Lázaro preguntaría al viento, sin obtener respuesta, por qué hay personas sólidas, como los residuos urbanos esos tan apestosos; por qué el mundo se ha llenado de gente sólida, y si alguien conoce a algún vecino líquido o gaseoso. Yo creo que es algo. Va por temporadas. Antes se llevaba lo solidario. Ahora se ha puesto en boga el elogio solidificado: Fulanito es un profesional sólido, trae una idea sólida, maneja una estructura sólida, parece un tipo sólido. En cada noticia, en cada declaración pública, en todos los discursos se cuela algún elemento "sólido". ¡Agua de coco! Y si encima el hombre sólido o la mujer sólida aparece con un proyecto sólido, la leche en vinagre. Hoy llaman proyecto a cualquier cosa, queda fino, me gustó el proyecto, nos sumamos al proyecto de no sé qué, cuando en realidad se trata de trabajitos normales, carajotás o programas que antes tenían nombre. Hoy despojamos del nombre a los actos, vulgarizamos los gestos, adaptamos las actitudes, moldeamos la esencia de las cosas, las metemos todas en un saco sin aristas, no hay tiempo para pensar, y así nos va, que no nos enteramos de ná. Y olvidamos regar cada mañana.

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