"Salimos con lo puesto", declara azorado un hombre desalojado por el fuego. Lo puesto, por supuesto, incluye a su loro colorado, amarillo, verde y azul. No está el veranito para bromas con la candela, pero la imagen dibujó un corazón en el infierno de una noticia tantas veces anunciada por la calor y por la mano del pirómano espontáneo o instigador de suelo urbanizable. El tío huyó despavorido, pero con su loro, que mira aparentemente impertérrito a la cámara y lanza un guiño al aire, amén de un picotazo de cariño.
Leo por ahí que un loro inglés, la mar de educadito, salvó a un hombre y a su hijo de un pavoroso incendio, el loro imitó el sonido de una alarma y despertó a sus dueños a tiempo para ver desde la distancia cómo se diluía su casa entre las llamas. Al loro, que el verano viene calentito, a ver quién apaga el fuego inmobiliario.
jueves, 23 de julio de 2009
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