lunes, 23 de febrero de 2009

Antonio Martín da dos veces

La mare que parió a Fleurquin. Demasiado corta la final. En Montevideo mola más. En la república oriental de Cádiz, demasiado tempranito, el jurado va de enterao. Y Antonio Martín da el último, da dos veces. Dos letras extraordinarias para sacar las coplas a la calle. Expulsadas las voces del Falla a la misma rúe, resuenan aún los pasodobles que brindó la comparsa del legendario autor. Si con el primero, acaso, Martín retornó a la gloria del primer premio, precisamente ahondando en la miseria del ser humano, única letra dedicada a la infortunada Marta, el crudo retrato de la crisis merece un marco. Si el coplero conmociona remarcando la hipocresía de la sociedad, a cuenta del enésimo espectáculo de la muerte en directo, luego habla clarito sobre los sinvergüenzas, la bolsa del camelo, los políticos que viven de la miseria, el precio de la dignidad, los especuladores de mierda, los salvapatrias del viva España pero en Suiza, los sueldos millonarios de unos y los sonrojantes salarios del currelante, los caprichos dermoestéticos de una princesa, la crisis del mangante que, como siempre, pagará el trabajador con sudor y sangre. Entre tanto, Pacoli ingresa en el salón del punteo del rocanrol, a la vera del dios Clapton, y el jurao se las da de enterao.
Final de cameos, final de camelos. Más Aloha que Covirán en la tele. Teo por un tubo, aguja de plata. Un artista anunciando mollate al lado de una azafata, viva la igualdad. Manzorro, cada vez más Groucho. Fernando Pérez, con el verdadero Tijeritas. Los Tijeritas de mentirijillas estrenan el canto a la insumisión, primera comunión, no, gracias, insurreción infantil, al carajo el crimen del mes de mayo. Tranqui, Pitingo. Crisis, crisis. Cuplés cortitos, hipotecados de risa, este año los cuplés están de recesión, pero las chirigotas reinan en el tablero maldito, el Canijo, tan listo, se congracia con los eliminados de la modalidad y reclama más chirigotas en la final. Más madera. Y más semifinales, diría uno. Y menos descaro y falta de creatividad a la hora de recurrir a tipos, estribillos o músicas de otros compañeros. Por cierto, los noctámbulos bordan una pieza dedicada a David Palomar, Ruibal ficha durante un rato por los Rolling Estones de Cádiz, que riman alta tensión con Garzón y la vuelven a liar con Merche, la mítica Angie de Loreto, y los Beatles, en cambio, pasan del Sargento Pepe y le recriminan al presidente que contrate barcos para Astilleros con destino a "la guerra del dictador" de Venezuela. Po nada, se los devolvemos a Chávez con zeta, a ver si el Chaves con ese cumple con Delphi.
Así hasta que los enteraos del Selu, que no del jurado, entonan el pasodoble telepático y agorero. "La gente opina de Carnaval como si tol mundo entendiera". Pellizcos, niñatos poetas, la auténtica historia del Vaporcito de Paco Alba y la moraleja final, la moraleja del año: "Aquí no deberían permtirse pasodobles de cachondeo". La gente canta el popurrí al unísono. Esto es viento er sú.
Los valientes de Quiñones censuran a quienes ahora cantan lo de siempre, con agresividad y mala leche, las lesbianas del Valdés reinventan el tópico: "Madre no hay más que dos" y preguntan dónde está el pecado de la adopción. Sintomático que el primer premio de chirigotas haya lucido en la final sendos cuplés sobre la Duquesa y la enana de GH, aunque éste remataron como nadie, "y luego dicen que allí se magnifican las cosas", al menos sin la vulgaridad de otros. Si, usted, el que se pone colorao. En fin, contra el mosqueo, pastillas Timo Teo. La ubicua alcaldesa, amén de piropos y toquetazos, ha encontrado este año rimas nuevas a su nombre tan poco carnavalesco. Los peluqueros, precisamente, cantan que "la Teo es un mamoneo cuando se quiere teñir". Farmateo, formateo. El Falla, farmacia de guardia del ángel y los anhelos, tendrá que esperar otro año de cameos y camelos. Demasiado corta. Año chirigotero, crisis de cuplés, pasodobles de categoría. Martín pegó el último, pegó dos veces.
Febrero 09, Carnaval, Diario de Cádiz

2 comentarios:

Anónimo dijo...

And the Oscar goes to... Antonio Martín.
Un mínimo receso sólo para sacudirme los papelillos.
La gabardina de papel de estraza de los Guatifó no aguanta el trote de la calle, gran idea sobre el papel... ja, ja, pero seguro que lo solventan con ingenio y maestría autóctona.
Salud.

Enrique Alcina Echeverría dijo...

Papelillos hasta en los bolsillos, Juan. Felicidades por el primer premio, enhorabuena pa los martinistas, se lo mereció por esa comparsa tan completa, y me alegro mucho por él ...
Que lo pases bien estos días de Carmaval callejero, un no-pará ... salud !!