sábado, 14 de febrero de 2009

Festivales de la canción, envidia cochina

Con tanta repetición, coplas a todas horas por tierra, mar y aire, como pa no coger los golpes. Po suéltalo, que voy a mirar la tele un poco. Carnaval teledirigido. Todo por el plasma. Pa quedarse plasmao. Los tipos, las puestas en escena, y hasta los repertorios. Hoy, descanso por televisión. El Falla da paso a Eurovisión y La Copla, regala un sábado a las teles públicas y pierde otro sábado pa disfrutar. Carnaza para los agoreros que barruntan, a modo de hipérbole o de pálpito, que se llevan el Carnaval pa Sevilla. Pues de Sevilla vienen unas mujeres comparsistas de categoría, así que no vale la jugada. Mujeres, comparsistas y de Sevilla. Se está perdiendo tó, pensaría un acérrimo. La libertad, en nuestro diccionario, se escribe con los nudillos, escribe Pedro Romero y cantan los Gitanitos portuenses. Esta noche hay libertad para no ver a los eurochuflas y si acaso echar un vistazo a las coplas. El Falla cada vez se parece más a un concurso de la canción.
Los robots cantan al respecto que la fiesta se mira al ombligo, Cádiz versus Cádiz, y pregunta qué les pasa a los poetas de la Caleta. Poetas reciclados por mor del glamour, el pape couché, el fanatismo, las paginitas web para mayor gloria del artisteo y los clubes de fanes. Pa flanes los del Chino Mandarín. Los robots brindan por los grandes de la fiesta que sorteaban la censura. Baluarte de protestas, actual escenario de espectáculos jolibudienses, habrá que enlazar un debate con el otro, la letra de Martín en torno al Carnaval y La Viña, tanto monta, montan tantas coplas, acción y reacción, letras que contestan a la idea lanzada por Martín y secundada, en parte, por Pedro Romero: preocupación en torno al hipotético concurso sevillano, miedo a la eterna adversaria, leyendas negras desde las casas de contratación al agua de la Expo. Hermanos a palos. Agravios comparativos. Orgullo desmedido. Cuidado con la cabeza, aligera que se va el Vapor. Tampoco es pa ponerse ajín. Todo vale. Los nuestros son de Cádiz, la fina e inteligente ironía de Fernando Pérez, por ejemplo, dispone de denominación de origen. Cadi-Cadi. Sevilla también luce un color especial. Otra cosa son las coplas, cuidao con las coplas ...
Rivero y su factoría también interpelan a la letra de Martín, quien cerró su pasodoble afirmando que el Carnaval es La Viña como recurso para llamar la atención sobre los peligros del futuro. Lo han tomado al pie de la letra claro. La comparsa de Rivero ironiza sobre ciertos complejos con respecto a Sevilla, remarca que un pueblo chovinista es un pueblo acabado, así de rotundo, y muestra su orgullo de traspasar fronteras con las coplas y que "fuera mueran por lo nuestro, porque el Carnaval de Cádiz ya es patrimonio de los andaluces". Y de la humanidad. Más madera. Y si ya somos andaluces, y los andaluces se han contagiado de nuestras coplas, de nuestro fanatismo y de tó lo gaditano, ¿por qué no lo ponen hoy en la tele? En otro pasaje del repertorio de estos jóvenes pero ya curtidos carnavaleros señalan que en Cádiz "la iniciativa se disfraza de envidia y luego se hace copla". Se llama Copla, envidia cochina del Carnaval. Es broma, chaval.
Una bromita histórica con fundamento. Al Yuyu y a Sánchez Reyes les molan los pasodobles con golpes consecutivos, sin respiro y adobados. "Si Napoleón nos hubiera conquistado ..." Sin desperdicio. Resulta que si Napoleón no hubiese pillado un atasco en el río San Pedro, en vez de sufrir con el Cádiz, los futboleros disfrutarían de Makelele y serían campeones del mund entero. Prefieren Carla Bruni a la Teo, ejem, y sin monumento a las Cortes y demás cositas liberales, la Plaza España, donde los palomos echaban cohone a los gatos, tendría sitio de sobra para aparcar. Por no hablar de la Mona Lisa Mojonera y la moneda antigua, el Franco. ¡Socorro!

Febrero 09, Carnaval, Diario de Cádiz

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